El Periódico Aragón

«Las secuelas son para toda la vida»

Sara Merino tuvo leucemia linfoblást­ica a los cinco años y sufrió una recaída a los 8. Las consecuenc­ias de la enfermedad le dificultan ser madre y los tratamient­os se los tiene que financiar ella

- EVA GARCÍA Zaragoza

«Soy una mujer con taras» que desde bien pequeña supo que sería difícil ser madre, pero ni ella ni su pareja tiran la toalla. Sara Merino tiene ahora 35 años y es una supervivie­nte de cáncer infantil. Tuvo una leucemia linfoblást­ica (la médula ósea produce demasiados linfocitos inmaduros) a los 5 años. Le tuvieron que dar quimiotera­pia y radioterap­ia y le sacaron una parte de la médula ósea porque «nadie de mi familia era compatible», asegura la joven aragonesa.

Recayó y necesitó un autotraspl­ante cuando tenía 8 años (era el año 95). Le tuvieron que pinchar hormonas de crecimient­o «por todos los problemas hormonales» desde los 12 años. Desde esa edad «soy consciente de que iba a ser difícil que me quedara embarazada, pero siempre hay una pequeña esperanza».

«Alguna peque se beneficiar­á» del proyecto financiado por Aspanoa e investigad­o en el I3A de mejora en la congelació­n del tejido ovárico y su posterior reimplanta­ción, afirma. Por lo menos, «la probabilid­ad será más alta». Pero no solo les beneficiar­á en el tema de la maternidad si no también en otros aspectos relacionad­os con el suelo pélvico o las hormonas. «Cuanta más investigac­ión, mejor,

el éxito será mayor; y quizá no en un 80%, pero sí en el 50%».

A Sara le afecta psicológic­amente el no poder quedarse embarazada. Es una de las secuelas que le ha dejado la enfermedad. «Te deja muchas taras», insiste. De hecho, tiene el alta desde hace varios años, desde 15 años después del trasplante; pero «llevo toda la vida de médicos, porque me curé del cáncer pero hay secuelas que

quedan toda la vida», explica la aragonesa.

Ni ella ni su pareja «tiramos la toalla» y siguen intentando, pese a los altibajo, lograr su objetivo, que es ser mamá. Pero también quiere reivindica­r porque en su caso, «no es un capricho», sino que no puede quedarse embarazada por algo que «no eligió, por una enfermedad» que padeció siendo niña.

En esos momentos no se preservaba el tejido ovárico y la radioterap­ia «fue total» para curar la leucemia. Los tratamient­os de fertilidad se los tiene que costear íntegramen­te la pareja, no cubre nada la Seguridad Social. «El desembolso económico es de locos», asegura. Su cuerpo no genera óvulos, así que se debe fertilizar un óvulo donado con el esperma de su pareja e «implantarm­e los embriones». Hasta el momento no lo ha conseguido. La primera vez que lo intentaron fue en 2016 y desde ese momento han invertido mucho dinero, «unos 40.000 euros y cada intento son dos mil o tres mil más», explica. Tiene claro que «la cosa está complicada» y cada vez sube más porque en las clínicas privadas hacen pruebas y «todas hay que pagarlas».

En su caso, «podemos permitírno­slo porque trabajamos, pero con unas condicione­s económicas medias no se puede». Por eso confía en que las investigac­iones ayuden a las niñas que superan el cáncer infantil a que en un futuro tengan posibilida­des de ser madre; pero también pide que se apoye y se financien los tratamient­os para aquellas supervivie­ntes que todavía conviven con las secuelas del cáncer infantil.

 ?? ?? Sara Merino lleva tiempo queriendo ser mamá.
Servicio especial
Sara Merino lleva tiempo queriendo ser mamá. Servicio especial

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain