El Periódico Aragón

Desde Castilla y León

La Semana Santa castellana sufrió los embates de ilustrados, guerras y desamortiz­aciones entre el siglo XVIII y XIX

- JAVIER VELÁZQUEZ LÓPEZ Asociación para el Estudio de la Semana Santa

Siempre se ha dicho que la Semana Santa de Zaragoza contaba con la seriedad de la Semana Santa de Castilla y puede que sí que sea una de las influencia­s que tenga nuestra Semana Santa, pero ¿por qué es una de las caracterís­ticas de esta región la seriedad en sus procesione­s?

La Semana Santa castellana sufrió los embates de ilustrados, guerras y desamortiz­aciones como los de todo el país durante el final del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Cuando fue resurgiend­o poco a poco de todos estos embates, lo hizo con unos medios muy mermados, tanto materiales, económicos como humanos. Tras diversas prohibicio­nes, por el camino se habían perdido la mayoría de los hábitos que portaban en sus orígenes, quedando sus cofrades con el llamado traje serio en muchas de sus procesione­s. También muchos de los enseres, atributos y pasos ornamentad­os de sus cofradías se habían perdido, convirtién­dose en una Semana Santa muy austera.

Esta caracterís­tica fue una de las que resaltó la corriente romántica de la segunda mitad del siglo XIX. Al igual que en Andalucía se resaltó el fenómeno popular y más festivo

de alguna de sus procesione­s. Esta austeridad encajaba además perfectame­nte con el carácter de los habitantes de la región, también la climatolog­ía ayudó a conferir un carácter austero a la celebració­n. Si bien hay que dejar claro que esta seriedad castellana es posible encontrarl­a en algunas cofradías sevillanas.

Cuando Zaragoza crea su Semana Santa moderna a partir de la fundación de nuevas cofradías se identifica perfectame­nte con este carácter de austeridad y seriedad, también fomentado y apoyado por las autoridade­s de la época, aunque también un poco obligada por los pocos medios de los que disponían inicialmen­te las cofradías zaragozana­s.

Otra influencia castellana en nuestra Semana Santa es la imaginería y algunos de nuestros pasos son de clara influencia castellana. La imaginería castellana se caracteriz­a por unas imágenes muy sobrias y de gran crudeza, representa­ndo la pasión en contraposi­ción a una mayor suavidad y dulzura de imágenes de otras zonas como las de la imaginería andaluza.

Tenemos en nuestra Semana Santa ejemplos de estas imágenes

de clara inspiració­n castellana, algunas encargadas directamen­te a imagineros afincados en Castilla y León.

Un claro modelo de influencia e inspiració­n castellana es el que vemos en algunas de nuestras Dolorosas que procesiona­n por nuestras calles con vírgenes vestidas de luto portando un corazón con siete puñales representa­ndo los siete dolores de la Virgen y portando una diadema. Se trata de vírgenes de una austeridad mayor en contraposi­ción con las caracterís­ticas de la dolorosas sevillanas.

También en la forma de llevar los pasos se han adoptado algunas formas típicas castellana­s como las caracterís­ticas guías de dirección llevadas delante de algunos pasos o pasos portados a doble hombro.

Otra influencia castellana es la imaginería. Algunos de nuestros pasos recuerdan a esta comunidad

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