El Periódico Aragón

Tiroteo en Villamayor: «Yo no disparé, saqué el arma para intimidar un poco»

Un padre y su hijo se enfrentan a diez años de cárcel por el tiro que alcanzó a la pareja de la hermana del progenitor Según la víctima, no aceptaban la relación

- A. T. B. Zaragoza

Un padre –Daniel A. S. (España, 1980)– y su hijo –Daniel A. D. (España, 1998)– se sentaron ayer en el banquillo de los acusados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza como presuntos autores de un delito de homicidio en grado de tentativa por el disparo que alcanzó el rostro de su cuñado y tío, respectiva­mente, a las afueras de la vivienda donde residía la víctima en Villamayor de Gállego. Allí convivía con su pareja, precisamen­te la hermana del primero de los acusados, quien, supuestame­nte, no aceptaban la relación sentimenta­l que ambos mantenían. De ahí que el 17 de enero de 2023 se personaran Daniel A. S. y Daniel A. D. en el citado domicilio para llevársela con ellos. Mientras que el vástago se acogió a su derecho a no declarar, el padre reiteró que fue su hermana quien le llamó para que fuera a recogerla y negó haber apretado el gatillo de la escopeta a la llegada de su cuñado a la finca. «Yo no disparé. Se disparó el arma forcejeand­o con mi hijo y debía de estar cargada con un cartucho. Solo saqué el arma para intimidarl­o un poco», justificó.

Al padre y al hijo los encontró la víctima al llegar a la finca, localizada en una zona aislada de la localidad zaragozana. «Salieron dos personas armadas cuando bajé de la furgoneta. Intenté cubrirme, pero me pilló el tiro desde el otro lado de la ventanilla y caí muerto al suelo. No tenía conscienci­a», dijo el herido, sobre quien se abalanzó su pareja para evitar un segundo disparo. También aclaró que el vástago «intentaba» evitar que el progenitor le apuntara con la escopeta, aunque al final no lo lograra.

Sobre el disparo se pronunciar­on los agentes del Equipo de Balística de la Guardia Civil, quienes concretaro­n que el tiro se efectuó «a corta distancia» y con una trayectori­a «ascendente» y «oblicua». También precisaron los investigad­ores que encontraro­n 88 impactos de bala en el interior de la furgoneta de la víctima, lo que,

unido al calibre del arma, les llevó a cifrar en 200 los perdigones que salieron despedidos de la escopeta.

Entre «cuatro y cinco» de los perdigones impactaron en el rostro del herido a tenor de las lesiones que presentaba en el tabique nasal, en el ojo o en el pómulo. A ello aludió la perito del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses

de Aragón al enumerar las secuelas que ahora padece, entre ellas, una disminució­n de la agudeza visual en el ojo derecho o la alteración del iris.

Quien no quiso aclarar nada de lo sucedido fue su ya expareja –«tengo una laguna en mi cabeza y no recuerdo muchas cosas», reiteró– a pesar de que, tal y como le recordó ayer la fiscala, tanto en

dependenci­as policiales como en fase de instrucció­n había declarado que ambos acusados se la querían llevar de su vivienda. Incluso el presidente del tribunal provincial, el magistrado Alfonso Ballestín, le advirtió de que, «probableme­nte», la sentencia incluirá la deducción de testimonio de su declaració­n. O lo que es lo mismo: el inicio de los trámites contra su persona como presunta autora de un delito de falso testimonio, castigado con penas de entre seis meses y dos años de cárcel.

La defensa alega lesiones

Por todo ello, tanto el ministerio fiscal como la acusación particular a cargo del abogado Joaquín Tortajada, en sustitució­n de Olga Oseira, solicitaro­n una pena de diez años de cárcel y el pago de 80.000 euros de indemnizac­ión en concepto de responsabi­lidad civil. La defensa ejercida por Alejandro Sarasa, por su parte, interesó la libre absolución del hijo –Daniel A. D.– y una condena de dos años de cárcel para el padre –Daniel A. S.– como autor de un delito de lesiones con instrument­o peligroso con la concurrenc­ia de la atenuante de confesión y de reparación del daño.

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Jaime Galindo Miguel Ángel Gracia El padre, Daniel A. S., y su hijo, Daniel A. D., ayer, en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Zaragoza.
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Vivienda donde tuvieron lugar los hechos, en Villamayor de Gállego.

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