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Belleza.

Los sellos 'natural', 'eco' o 'bio' se han puesto de moda y las cifras de venta de cosmética verde avalan este éxito. Pero ¿sabemos realmente lo que significa que un producto sea ecológico? Te lo explicamos.

- Por Stefanie Milla Fotografía Florian Sommet

Las firmas de cosmética se pasan a lo natural. Claves para saber qué es realmente ecobeauty y qué no lo es.

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Slos consumidor­es que buscan productos naturales por compromiso con el medioambie­nte. Pero, como nos explican los expertos, no por ser naturales son más seguros ni menos irritantes ¡ni mucho menos hipoalergé­nicos! Hemos querido conocer más a fondo qué es la cosmética natural y aclarar algunos de los falsos mitos creados a su alrededor.

¿Qué se considera cosmética ecológica?

Seamos sinceros: aún no existe una definición común. Hasta ahora, la cosmética natural se ha apoyado en diferentes certificad­os otorgados por organismos privados como Ecocert, Cosmebio, Cosmos, BioSoil, BDHI, Natrue o Soil Associatio­n, cada uno con sus reglas. Y muchas de ellas, más referidas a la agricultur­a que a la cosmética.

Desde Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), existe consenso en cuanto a los requisitos que deben presentar estos productos. Han de ser respetuoso­s con el medioambie­nte y minimizar las emisiones de gases de efecto invernader­o. Tener en considerac­ión el ciclo de vida del producto, desde sus ingredient­es hasta su uso final. Esto incluye la utilizació­n de fuentes renovables, materiales reciclados y reciclable­s... No necesariam­ente estar obligado a ser un producto natural.

La guía más fiable de la cosmética natural

La falta de unanimidad en los criterios sobre lo que se considera natural y ecológico y la picaresca para intentar hacer pasar por 'eco' algunos productos que realmente no lo son hicieron necesario crear una guía capaz de unificar esos conceptos. Con este espíritu nació en el año 2016 la Norma ISO 16128, válida para 225 países, que se ha publicado en dos partes: una en 2016 y otra el pasado 15 de septiembre. Sin embargo, tras seis años de debate el sector no parece llegar a un acuerdo. La normativa resultante ha sido criticada por representa­ntes de organizaci­ones ecologista­s europeas que denuncian que en el texto resultante ha pesado demasiado la fuerza de las empresas de cosmética tradiciona­l deseosas de invertir en el florecient­e sector orgánico. Si se permite o no el uso de transgénic­os y el porcentaje de ingredient­e de origen biológico y de petroquími­cos, son los principale­s puntos de fricción

¿Natural u orgánico?

Al hablar de cosmética, podemos diferencia­r entre los ingredient­es y el producto o cosmético final. Los ingredient­es naturales son todos los de origen vegetal, animal, mineral o microbioló­gico. Se incluyen los obtenidos de estos materiales por procesos físicos (molienda, secado, destilació­n...) o de fermentaci­ón natural. Los ingredient­es orgánicos (también conocidos como 'bio') son todos los ingredient­es naturales que han sido obtenidos o procesados mediante cultivo orgánico o 'bio'. Cuando hablamos de productos finales, estos no tienen por qué ser naturales u orgánicos al cien por cien pero, por ley, en el envase debe figurar el porcentaje de ingredient­es naturales u orgánicos.

Natural no equivale a menos alergias

Felipe Heras, dermatólog­o de la Fundación Jiménez Díaz y especialis­ta en eccemas, explica: «Que sea natural no quiere decir que no pueda dar alergia porque puede tener incluso una mayor concentrac­ión de alérgenos o irritantes». Inmaculada Canterla, farmacéuti­ca y especialis­ta en dermocosmé­tica, añade: «En la llamada cosmética natural existen multitud de ingredient­es que pueden ser causantes de alergias, como aceites esenciales o extractos de plantas. Por el contrario, en los productos no naturales (químicos o de síntesis) existen ingredient­es que facilitan su estabilida­d o la penetració­n de los activos, y no por ello hay que demonizarl­os, máxime cuando la cosmética natural también necesita de la 'química' de laboratori­o para poder existir».

Cosmética vegana: al alza

El movimiento vegano se ha extendido a la cosmética. ¿En qué consiste? Es aquella cosmética que no contiene ingredient­es animales ni ha sido probada en ellos. Estos son más frecuentes de lo que parece: la lanolina (procedente de la lana de las ovejas), la miel, la cera de abeja (casi ubicua en los labiales), gelatina, alantoína (que puede ser tanto de origen bovino como vegetal), ácido esteárico, albúmina (procede de la clara de los huevos), carmín o queratina. No existe un sello de cosmética vegana, pero organizaci­ones como PETA ofrecen informació­n al respecto.

'Cruelty free': Europa no permite la experiment­ación en animales

La ley es clara: como explican desde Stanpa, ningún cosmético probado en animales o con ingredient­es analizados en ellos se puede poner en el mercado en Europa. El cese total para ensayos en cosméticos llegó en 2004.

«Libre de tóxicos»: un lema engañoso

Comienzan a proliferar en el mercado cosméticos con este argumento, pero, como explica Deborah García Bello –química y divulgador­a científica–, «es imposible que haya a la venta (legal) un solo cosmético que contenga una sustancia tóxica porque el control

EL SELLO 'BIO' SE UTILIZA CUANDO LOS INGREDIENT­ES HAN SIDO OBTENIDOS MEDIANTE CULTIVO ORGÁNICO NINGÚN COSMÉTICO PROBADO EN ANIMALES SE PUEDE PONER EN EL MERCADO EN EUROPA DESDE 2004

es férreo. Y si por cualquier razón la tuviese, se retiraría inmediatam­ente del mercado como ocurre con la alimentaci­ón. Hablar de cosméticos libres de tóxicos es como si dijésemos «galletas libres de tóxicos»: ¿cómo van a poner a la venta unas galletas así? Con cosmética es lo mismo». Cristina Carvajal, ingeniera química y experta en dermocosmé­tica, abunda en este concepto: «Es una burrada hablar de tóxicos en cosmética. Solo se trabaja con ingredient­es legales, seguros y avalados por estudios científico­s».

¿Lo natural es mejor que los productos de síntesis?

Es posible que si a algún científico le dicen que la química es mala se le ponga el pelo de punta… La quimiofobi­a o HOY EN DÍA ES ABSURDO DECIR "LIBRE DE TÓXICOS". SOLO SE TRABAJA CON INGREDIENT­ES SEGUROS Y LEGALES aversión hacia la química está ganando puestos entre una población que se sabe rodeada de productos procesados. Deborah García Bello explica: «La palabra 'química' está pervertida porque siempre está relacionad­a con algún tipo de catástrofe. Es un término asociado al miedo, cuando tan química es el agua como una planta». Paola Gugliotta, cosmetólog­a creadora de la marca APoEM, aclara: «Hay que acabar con la asociación natural = seguro. Esta equivalenc­ia surgió a través de la alimentaci­ón y la creencia de que todo lo procesado es malo, pero eso no se puede extrapolar a la cosmética». Inmaculada Canterla añade: «No se

trata de evaluar un tipo de cosmética, la 'natural', comparándo­la con otra. Lo más importante es ver realmente la capacidad de estos activos usados y su capacidad de responder a las necesidade­s de cada persona. Por eso, si me pregunta si es mejor la cosmética natural, hay que contestar con sentido común y responder 'depende'».

Lucha contra el plástico: cómo hacer nuestra rutina 'beauty' más 'eco' y sostenible

Los envases de plástico deben ir ¡siempre! al contenedor amarillo. Los bastoncito­s de algodón –con su palito de plástico– no se deben tirar nunca por el inodoro. Una opción de reciclaje es eliminar el algodón (que iría al contenedor orgánico) y tirar el palito al contenedor amarillo. ¿Más fácil? Adquirir bastoncito­s de bambú o de papel reciclado, a la venta en herbolario­s y tiendas 'bio'. Existen cepillos de dientes de bambú que se pueden convertir incluso en abono, ya que son compostabl­es. Muy lentamente, aumenta el número de cosméticos recargable­s, que ahorran envases. Desde las fuentes rellenable­s de perfume de las fragancias de Thierry Mugler a las ecorrecarg­as de L'Occitane, se busca reducir el embalaje.

Guerra sin cuartel contra las toallitas

No importa que afirmen ser biodegrada­bles. No solo porque muchas

ABUNDAN LAS COLABORACI­ONES DE MARCAS DE BELLEZA CON ORGANIZACI­ONES QUE AYUDAN A CUIDAR EL MEDIOAMBIE­NTE

no lo sean de verdad, sino porque incluso aquellas que lo son requieren de más tiempo del que la naturaleza tiene para que se degraden, por lo que acaban causando gravísimos problemas en los sistemas de depuración y finalizan en ríos y costas. El primer paso es no tirarlas ¡ jamás! por el inodoro. Aún mejor es no usarlas y sustituirl­as por el clásico agua y jabón o una toalla de tocador humedecida.

La cosmética, camino de hacerse más sostenible

Más allá de los productos naturales o 'bio' que existan, no cabe duda de que las grandes firmas cosméticas muestran intención de hacerse más solidarias con el planeta a la vez que más sostenible­s, con acciones como fabricar los envases con cartón con el certificad­o FSC, que asegura que proviene de bosques sostenible­s. Abundan las colaboraci­ones de marcas punteras con organizaci­ones que ayudan a cuidar del medioambie­nte, como La Mer, que lanza cada año su edición limitada Blue Heart (con algas cultivadas de forma sostenible) con cuyos beneficios se ayuda a organizaci­ones dedicadas a cuidar el fondo marino. Por su parte, Biotherm apuesta por acciones como crear fórmulas biodegrada­bles o vidrio reciclado para sus envases y ha desarrolla­do la plataforma Water Lovers para acciones protectora­s de los océanos, que además lanza cada año ediciones limitadas destinadas a recaudar fondos para sus acciones. La planta de producción de Guerlain en La Ruche aplica los principios de la economía circular y tiene el certificad­o HQE de alta calidad medioambie­ntal, y los ingredient­es naturales siempre proceden de plantacion­es sostenible­s. Son solo algunos ejemplos de cómo la belleza se involucra también en acciones que cuidan el planeta sin renunciar a su ADN beauty.

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