El Periódico - Castellano - Dominical
¿MATAN LOS MÓVILES LA LECTURA?
Leemos mucho, pero atropelladamente, en pantallas... Los expertos advierten de que eso dificulta nuestra capacidad para comprender y profundizar. Y de que está cambiando nuestro cerebro. ¿Podemos hacer algo para evitarlo?
fue la última vez que se sumergió en un libro de tal manera que se olvidó del mundo a su alrededor, devorando páginas ensimismado? ¿Recuerda esa última vez que leyó sin prisa, sin interrupciones, sin distraerse? ¿Esa vez que leyó por placer? Maryanne Wolf no la recuerda. Wolf es una neurocientífica de 68 años que lleva toda su vida profesional dedicada a investigar los trastornos de la lectura. Dirige el centro para la dislexia, alumnos diversos y justicia social de la Universidad de UCLA (Los Ángeles) y el centro para la adquisición de la lectura y el lenguaje de la Universidad Tufts (Boston). Y es una lectora compulsiva... Sin embargo, reconoce que cada vez le cuesta más leer varias páginas de un tirón o acabarse un libro. Preocupada, intentó releer una de sus novelas favoritas: El juego de los abalorios, de Hermann Hesse. No pudo. Le pareció insufriblemente lenta. Y lo que es peor: su lectura le demandaba una atención total y un sosiego que le resultaban imposibles de mantener. «Me di cuenta de que ya no leo para disfrutar, solo para informarme. He cambiado la manera de acercarme a un texto. Ahora leo superficialmente, he ganado mucha velocidad, pero he perdido la capacidad para asimilar niveles de comprensión más profundos, lo que me obliga a volver atrás y releer cada frase compleja. Y eso aumenta mi frustración», explica.
EL TRASTORNO TAMBIÉN AFECTA A LOS LECTORES AVEZADOS
Wolf padece lo que los expertos llaman 'impaciencia cognitiva'. Y no es la única en sufrirla. Se trata de un trastorno que tiene visos de convertirse en epidemia. Afecta sobre todo a las nuevas generaciones de nativos digitales, pero también a los lectores avezados. ¿Qué está pasando? Wolf y otros estudiosos creen que los nuevos formatos digitales –el móvil, la tableta, el libro electrónico...– imponen una manera de leer a saltos, echando vistazos rápidos, pulsando