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Nacho FRESNEDA & Celia FREIJEIRO

«El hecho de no conocer el fenómeno `Reina Roja' fue una presión menos»

- MARISA DE DIOS

Aunque en Reina Roja la ciudad de Madrid luce con su luz y el bullicio de sus calles, dentro de la serie de Amazon Prime Video que adapta las novelas de Juan Gómez-Jurado hay dos personajes que permanecen inmersos en la oscuridad. Son Ezequiel y Carla, el secuestrad­or y la secuestrad­a a los que tratan de localizar los protagonis­tas, Antonia Scott y Jon Gutiérrez. Los actores que los interpreta­n, Nacho Fresneda y Celia Freijeiro, sienten casi como si hubieran rodado una serie distinta a sus compañeros.

– Reina Roja

¿Conocían la trilogía antes de que les ficharan para la serie?

– Nacho Fresneda (N. F.): Yo no había leído los libros. De cara al casting fui a una pequeña librería de Madrid y resulta que me dijeron que Juan Gómez-Jurado vivía encima. También me explicaron la dimensión del fenómeno Reina Roja y me hizo entrar en situación de nervios. Estoy flipando con lo que mueve.

– Celia Freijeiro (C. F.): Yo tampoco conocía el fenómeno Reina Roja ni había leído los libros. Fui al casting sin leerme absolutame­nte nada, me encantaron los guiones, el trabajo de Koldo [Serra, el director] y Amaya [Muruzabal, la showrunner y guionista] y decidí no leerme la novela para no contagiarm­e. Además, creo que para mi personaje no era necesario. No me di cuenta del fenómeno y de las expectativ­as que ha generado la serie hasta después de acabar el trabajo y empezar la promoción. El hecho de no conocer el fenómeno fue una presión menos.

Se libró entonces del peso de pensar que había millones de lectores que ya tendrían su propia idea de su personaje.

– – N. F.: A mí me pasa muchas veces que si me ha gustado el libro, me resisto a ver la película, porque los personajes que yo me creo, que me invento, siempre me gustan más. Es muy emocionant­e participar en un proyecto con esta dimensión, pero a la vez hay una responsabi­lidad. Habrá gente que le encante y otros que tengan a su Antonia, su Jon, su Carla y su Ezequiel en su cabeza. Pero yo creo que como show, como espectácul­o, merece mucho la pena, tanto si has leído la novela como si no lo has hecho.

Sus personajes se pasan prácticame­nte los siete capítulos en el subsuelo y es como si estuvieran en otra serie.

–C. F.: Nosotros no hemos visto prácticame­nte a nadie. Casi no nos hemos visto ni a nosotros, porque en muchas escenas yo trabajaba solo a partir de los ojos de Nacho, con su voz, con los sonidos que hacía en el pasillo y con la imaginació­n. Pensando: ¿quién es esa persona? ¿Qué está haciendo? ¿Qué quiere? Fue una inmersión en un mundo que nos aportaba como si fuese un personaje más. Tuvimos la suerte de poder rodarlo de manera cronológic­a y llevar ese registro emocional cronológic­o, que casi nunca pasa y es un gusto, porque te ayuda mucho a la hora de construir el arco de un personaje.

–N. F.: Koldo y Amaya nos daban mucha tranquilid­ad y calma, porque nosotros no teníamos esa perspectiv­a más distanciad­a de lo que estábamos haciendo. Hemos trabajado mucho con esa confianza.

Celia Freijeiro: «Espero que Amancio y Marta Ortega no tengan la misma relación que Carla y su padre»

Fresneda: «El miedo no lo provoco yo, sino los ojos de mi compañera. Su mirada me hace peligroso»

Hablemos de sus personajes. El que interpreta Celia, Carla, se resiste a ser una víctima a pesar de haber sido secuestrad­a.

– – C. F.: Es una mujer que, en principio, lo tiene todo: dinero, una empresa, un hijo, una casa, un caballo... Tiene lo que quiere y más. Pero se siente coja, que no está a la altura, que no le dan responsabi­lidad, que su padre no la ve con los ojos que a ella le gustaría, que se siente culpable porque no le dedica a su hijo el tiempo suficiente, que tiene un matrimonio que fue un fracaso. Cuando la secuestran y la encierran, de pronto,

sin todo eso, empiezan a surgir aptitudes y herramient­as que creía que no tenía.

Sufre una evolución mientras está encerrada.

– – C. F.: En vez de languidece­r como una víctima esperando a que alguien la rescate, se pone en marcha, hace una reflexión profunda sobre quién es, sobre qué quiere, se conecta con el deseo y con la vida mientras está encerrada. Busca su superviven­cia, salvarse, y creo que también es una metáfora. Porque yo creo que nadie te salva, que hasta que tú no haces una reflexión seria sobre lo que te pasa, si tú no te salvas a ti misma o buscas tu lugar, es muy difícil que nadie te lo dé.

– ¿No cree que su personaje y el de su padre recuerdan a Amancio y Marta Ortega, los dueños de Zara? Porque son el empresario textil más importante de España y su hija, y su central está en Galicia. –C. F.: ¡Espero que no tengan la misma relación que tienen Carla y su padre!

Ezequiel, por su parte, es el secuestrad­or, un hombre violento y peligroso, pero a la vez frágil.

– – N. F.: Al final de la historia no pasa lo que te esperas, así que tienes que ir dejando notas que no sean muy claras y sembrar en el espectador la sensación de que a este hombre le pasa algo más que querer hacer el mal por hacer el mal. Hemos intentado mostrar ese viaje de verdugo a víctima, que es una persona frágil, rota por dentro y que difícilmen­te se puede recuperar. Cuando llegué al set no sabía ni cómo hablaba ni cómo se movía y ha sido un trabajo muy bonito de ir descubrién­dolo. Tuve tiempo de prepararlo, leí mucho sobre abusos, sobre esa parte rota de la infancia, de cuando te hacen daño, pero luego te pones a crear.

– Su personaje, además, no habla

demasiado y se expresa, sobre todo, con la mirada.

– N. F.: Eso se va construyen­do. A mí no me gusta verme, no me gusta analizarme, no me interesa nada. Me gusta pensar mucho al principio, pero luego en el set me gusta jugar. y esa mirada es lo que te da tu compañera. El miedo no lo provoco yo, lo provocan sus ojos. Es su mirada la que me hace a mí peligroso, y trabajar así es muy fácil.

¿Hablaron mucho con Juan Gómez-Jurado durante el rodaje? ¿Les resolvió dudas sobre sus personajes o no fue necesario?

– – C. F.: La comunicaci­ón era más con Koldo [Serra] y Amaya [Muruzabal], pero Juan estaba implicadís­imo. Cuando lo veíamos en el set, venía desde un lugar muy humilde, con mucho respeto, como soltando a su hijo y entregándo­lo de una manera muy generosa. Me parece una persona con mucha ternura, sensibilid­ad y entusiasmo.

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 ?? ?? EN EL SUBSUELO. Nacho Fresneda, como el secuestrad­or Ezequiel. Y Celia Freijeiro, como la secuestrad­a Carla.
EN EL SUBSUELO. Nacho Fresneda, como el secuestrad­or Ezequiel. Y Celia Freijeiro, como la secuestrad­a Carla.

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