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Carlos ARECES «No hay temas que no se puedan tocar desde la comedia»
Carlos Areces ha sido chico Almodóvar y ahora se siente orgulloso de ser chico Caballero. El actor, dibujante y cantante de Ojete Calor (dúo que ha dado himnos como Viejoven) protagoniza Muertos SL, la nueva comedia para Movistar Plus+ de los creadores de La que se avecina y Machos alfa. El trabajo le va que ni pintado a alguien como él, que colecciona fotos post-morten: interpreta al empleado de una funeraria.
– Muertos SL
es una serie ambientada en una funeraria. La gran referencia que viene a la cabeza es A
dos metros bajo tierra.
– Sí, pero yo no la he visto. Creo que A dos metros bajo tierra era un negocio familiar y nosotros nos centramos más en el ambiente laboral. Así que para mí una referencia más cercana es The office, por el ambiente y por los movimientos de cámara, aunque nosotros no rompemos la cuarta pared.
Dámaso, su personaje, sería entonces ese jefe tan mezquino...
– – El jefe de The office pecaba de ingenuo para algunas cosas. Era un cretino, pero sus mayores pifiadas nacían del desconocimiento y de la ingenuidad. Dámaso, sin embargo, es un tipo ambicioso, está dispuesto a aparcar sus conflictos morales con tal de medrar en la empresa.
También comprendes que quiera medrar, porque lleva décadas dedicando su vida a la empresa.
– – Sí. A lo largo de mi carrera me ha tocado interpretar varios personajes mezquinos, cosa que agradezco porque son más divertidos y tienen más recovecos. Debo de ser una persona horrible, porque cuando estoy en su piel acabo comprendiendo sus motivaciones. Este tipo está dispuesto a mentir, a engañar, a ser ruin, con tal de llegar a su objetivo. Pero es que lleva 30 años en el negocio y quiere una recompensa.
Su actitud es la de un buitre buscando difuntos en los hospitales.
– – Es un tipo que tiene sus recursos. A veces le salen mal, pero está dispuesto a arriesgarse, porque el trabajo es su vida. Para él perder ese anclaje significa más que para cualquiera de sus compañeros, que pueden tener una vida familiar satisfactoria o algún tipo de distracción exterior.
– Los hermanos Caballero, los creadores de esta serie, le han sacado punta a las comunidades de vecinos (La que se avecina, Aquí no hay quien viva), a la masculinidad tóxica (Machos alfa) y ahora a la muerte, un tema que a mucha gente le produce respeto.
– Los temas que nos preocupan son los más susceptibles de abordar desde el humor. Además, yo no creo que haya temas que no se deban tocar desde la comedia. Al final, todo tiene que ver con la comunicación que se establece entre el enfoque que tú le das y tu público. Lo que me gusta de las ficciones de los Caballero es que no les asusta meterse en jardincillos, y que los personajes no estén diferenciados entre buenos y malos, sino que todos tienen diferentes capas de lectura con las que la mayoría de nosotros podemos sentirnos identificados.
«A lo largo de mi carrera me ha tocado hacer varios personajes mezquinos, cosa que agradezco»
Se está convirtiendo en uno de sus actores fetiches.
–
«En los años 90 estuve colándome en todos los estrenos de la Gran Vía con un amigo y una cámara»
– En su día fui chico Almodóvar y ahora soy chico Caballero. En mi carrera tengo tres pilares. El primero, que me puso en el mapa, fue Paramount Comedy y La hora chanante. El segundo, que me hace pasar a otro nivel, es Álex de la Iglesia. Le conocí en 2008, cuando me propuso participar en Plutón BRB Nero, y ahí empezó una etapa de colaboración muy fructífera. Y el tercer pilar han sido los Caballero, que me hacen pasar al mainstream.
– No me ha dicho Almodóvar.
– Porque solo he trabajado con él una vez. Para mí fue también muy importante, porque supuso hacer un estreno internacional. Gracias al estreno en Nueva York de Los amantes pasajeros pude hacerme una foto con uno de mis iconos de los años 80, Kathleen Turner. O conocer a Patricia Clarkson y Zachary Quinto.
¡Ejerció de fan!
–
– Es que yo soy absolutamente fan.
A mitad de los años 90, me recorría la Gran Vía con un amigo todos los jueves buscando colarnos en algún estreno. Entonces las entradas las mandaban a casa de dos en dos. Así que cuando veíamos en la puerta a un grupito de gente y eran impares, sabíamos que les tenía que sobrar una entrada. Así que a lo largo de dos o tres años estuve colándome en todos los estrenos con mi amigo y una cámara. Nuestro objetivo principal era hacernos fotos con las grandes estrellas que admirábamos. ¡Ahora tengo fotos de los años 90 con gente con la que luego he trabajado, como Carmen Maura, Penélope Cruz y Santiago Segura!
– ¿Muertos SL era su trabajo soñado? Porque usted colecciona fotos post-mortem.
– Al final todo está relacionado. Yo llego a la fotografía post-mortem a través del cine. Viendo Los otros descubrí que era una práctica habitual desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX y que es un mundo muy interesante. Y de repente me veo metido en esta serie que trata el mismo tema, pero desde otra perspectiva. En el siglo XIX el contacto con la muerte era mucho más habitual en el día a día de la gente, sobre todo en los pueblos, porque la esperanza de vida era menor y la mortandad infantil, mucho mayor. Eso hacía que se perdiera un poco del terror con el que la muerte está envuelta ahora mismo para una persona de mi época y de mi cultura.
– ¿Cómo es su relación con la muerte?
– Vivimos en un momento en el que la muerte se oculta, en que tenemos a gente que se ocupa de tratar con los muertos para que tú no tengas que hacerlo, cosa que agradezco porque yo también he desarrollado la sensibilidad de mi época. Cuando alguien muere, hay gente que se encarga de vestir al cadáver, de prepararlo, de meterlo en el ataúd y de hacer todas las gestiones que nosotros no queremos hacer, y esta serie precisamente pone el foco en ellos.