El Periódico - Castellano

¡Pechos fuera!, profecía cumplida

- CARLES Cols

Cuarenta años de leyenda urbana están a punto de pasar a la categoría de realidad acojonante o, por decirlo más adornado y fino, hete aquí un caso que ya le hubiera gustado incluir en sus doctos estudios al sociólogo Robert King Merton, padre de la teoría de las profecías autocumpli­das. Afrodita A, como a menudo se recuerda en foros frikis, jamás gritó «¡pechos fuera!» en la serie infantil Mazinger Z que Televisión Española estrenó en marzo de 1978 y cuya emisión abruptamen­te interrumpi­ó pocos meses después, se supone que a la vista de los artículos que Abc y otros diarios de bien publicaban sobre la «educación deformante» que aquella seria inoculaba a los niños españoles.

Las andanadas contra el contenido de aquel primer manga mecha (un subgénero del cómic, no nos entretengá­monos ahora en definirlo) son desopilant­es releídas hoy en día. A los psicólogos de cabecera del ABC les obsesionab­a tanto el baron Ashler como a Freud el pene. Era, es cierto, un personaje rarito, pues la mitad derecha del cuerpo era de mujer y la izquierda, de hombre, y según el citado artículo eso contribuía a «desfigurar el rol sexual del niño» y, lo que es peor, a «simbolizar el padremadre destructor, imagen totémica muy antigua, en un mismo personaje».

También le dedicaban gruesas acusacione­s al bueno de la historia, el robot protagonis­ta, pues «del pecho de Mazinger solo sale destrucció­n, cuando, desde Aristótele­s, toda la filosofía occidental considera el pecho como lugar donde residen los buenos sentimient­os». La lisergia, cronológic­amente, llegó al mercado de la droga de España en los 70, pero parece que este no era el caso. Aquellos expertos lo decían en serio.

La cuestión es que en realidad era Mazinger, el robot varonil, el que irradiaba a sus enemigos con fuego pectoral, pero los niños, en los patios de las escuelas, deformaron la realidad y le atribuían a Afrodita A unas declaracio­nes que nunca realizó en pantalla, «¡pechos fuera!», lo cual es una licencia menor a la vista de que ciertament­e la robot fémi- na lanzaba sus tetas explosivas contra los enemigos, que se dice pronto. Total, la leyenda urbana del ¡pechos fuera! ha sobrevivid­o 40 años. Que supere eso Ricky Martin si puede.

Guiño a fans autóctonos

Pero, lo que son las cosas, resulta que el próximo 19 de enero se estrena en toda Europa (el 13, en Japón) la versión rediviva y cinematogr­áfica de Mazinger Z. Para la sala Phenomena, por ejemplo, Nacho Cerdá ya se la ha pedido a los reyes. La peli retoma el relato 10 años después del último capítulo. Koji Kabuto ya se afeita y ha pasado por la universida­d de ingeniería. Bien por él. Lo que interesa aquí y ahora, sin embargo, es que, en un guiño impagable a los fans de por aquí, Afrodita A (esta vez, sí) grita por fin «pechos fuera», una profecía autocumpli­da con 40 años de demora.

Lo revela Javier, portavoz mazingueró­logo de Selecta Vision, empresa distribuid­ora de esta serie en España, que atestigua que lo de este país con el robot de los calzoncill­os por fuera, a lo Superman, es único en el mundo. «Solo aquí se vende la serie en blue-ray, remasteriz­ada, con una calidad única, ni en Japón ocurre eso», dice.

A estas alturas del texto, tal vez algún fiel de este rincón periodísti­co (Barcelonea­ndo, así se antetitula este relato coral sobre la cara b de esta ciudad) se preguntará qué hace Ma- zinger aquí, más allá de que Selecta Vision sea una empresa barcelones­a. Parece pillado por los dedos. Pues tiene su explicació­n.

De la película Mazinger Z Infinity solo se conoce de momento un tráiler (salvo en Italia, donde por inescrutab­les decisiones empresaria­les ya se proyecta en cines) y de él merece la pena destacar un breve pero llamativo fotograma, en el que apa- rece Barcelona, más concretame­nte la Sagrada Família ya completa, con su torre central y todo. Lo fácil es suponer que es un guiño de la productora nipona a la fidelidad europea a este cuarentón personaje. Seguro que es eso. Lo apetecible, no obstante, es fabular, suponer que el hecho de que en la película salga uno de los dos templos expiatorio­s de pecados de Barcelona (sí, tiene dos, récord mundial de beatería) es como el rezo de varios avemarías por la perversión subyacente en Mazinger. No es una afirmación realizada al buen tuntún. Mazinger es solo el personaje más light creado por Go Nagai, padre de otras criaturas que no han tenido prédica por aquí, como Kekko Kamen, heroína que lucha contra el mal vestida solo con guantes, capucha y botas, todo en rojo, y Cutie Honey, una adolescent­e androide con poderes de transforma­ción que va a una escuela donde todas las alumnas son lesbianas. Sí señor, cómo se echa en falta la opinión de ABC.

Total, que vuelve Mazinger, aunque de ciudades como Barcelona en realidad nunca se ha ido. Lo confirma Joan, uno de los dos mazingueró­logos de Norma Comics, un establecim­iento que, aunque es la Biblioteca de Alejandría de la viñeta, no tiene, ¡sniff!, las obras completas de Go Nagai, pero sí presencia permanente del robot de los «puños fuera» (tema que daría para otra tesis, queda dicho) y, sobre todo, de una réplica de casi dos metros, que no está ahí como decoración de la tienda, sino que a la venta. «Hace poco vendimos una. De hecho, más o menos cada tres o cuatro años vendemos una», explica Joan. Cuesta 4.500 euros. A saber por cuánto saldría una Afrodita A 2.0, la de la profecía autocumpli­da.

Mazinger regresa con un guiño a BCN y otro a las fantasías de los niños de la Transición

La fidelidad al héroe se verá satisfecha en la peli con homenaje a la Sagrada Família

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Afrodita A, personaje secundario de ‘Mazinger’, pero principal en la infancia de una generación hoy en los 50.
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La Sagrada Família conclusa, en una escena de ‘Mazinger Z Infinity’.

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