El Periódico - Castellano

¿Quiénes son, Leo, los putos periodista­s?

- Mónica Marchante PERIODISTA

Febrero del 2015. Un mes antes el Barça había tocado fondo en Anoeta y Zubizarret­a había sido destituido. El domingo 12 el Barça acababa de medirse al Atlético imponiéndo­se 31 y Leo Messi había recibido el trofeo al mejor goleador histórico de la LFP. Minutos después se sentaba con el trofeo en el plató que Barça TV tiene cerca de los vestuarios del Camp Nou. Allí respondió a varias preguntas sobre el partido y quiso desmentir una presunta mala relación con Luis Enrique. Y una supuesta petición a Bartomeu para que se cargara al técnico. Dijo que le dolían esos rumores porque «salen de Barcelona, no de Madrid como otras veces». Y se lamentó: «Estoy cansado, escuché muchas cosas de mi. Me pintan como que manejo el club y no es verdad, soy uno más, no exigí nada para quedarme porque no tenía ninguna intención de irme a ningún lado. Todo es mentira y aprovecho que estoy aquí, para que se sepa la verdad». La comparecen­cia duró exactament­e 6 minutos y 3 segundos. Han pasado casi tres años desde esa entrevista, la última que el argentino concedió a la televisión del club.

Tres meses después compareció en la sala de prensa del club en la previa del Barça-Bayern de Champions. No ha vuelto por allí.

En marzo del 2016 respondió preguntas en un acto publicitar­io.

En julio pasado se presentaba en Japón a Rakuten como nuevo patrocinad­or del Barça, en cuya gestación intervino Piqué. Messi estuvo y dejó dos frases ante los medios.

Ni en Liga, ni en Copa ni en Champions. No ha vuelto a hablar con la

camiseta del Barcelona. Su club desde los 11 años, donde se ha convertido en el mejor jugador del mundo, donde ha logrado todos los trofeos que un futbolista pueda conseguir en un equipo, el club que le cuida, le escucha, le mima y le concede lo que desea, el que le rodea de los mejores, el club que le trata como lo que es, la mayor estrella del fútbol mundial y le paga en consonanci­a.

La entidad que gritó «Todos somos Messi» tras su condena por fraude a Hacienda. Ese club cuya directiva espera paciente la foto de la renovación, esa entidad que le permite todo, por ser quien es. Silencio.

Qué curioso. Messi ha vuelto a hablar en la concentrac­ión con Argentina. Hace un mes en Quito, tras clasificar­se para el Mundial, saltaba y cantaba con sus compañeros: «No me importa lo que digan esos putos periodista­s». Pocos futbolista­s han sido peor tratados por la prensa de su país que Leo en Argentina. Y al tiempo, menos criticados por su indiferenc­ia ante los medios de Barcelona. ¿Quiénes son, Leo, los putos periodista­s?

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