La aceptación de la muerte en el protestantismo
AUDIR y Mémora colaboran en la elaboración de la guía de celebraciones funerarias en las distintas confesiones
El protestantismo surge en el siglo XVI de las ideas de Martín Lutero, con las que se inicia un proceso denominado Reforma Protestante, donde se alegaba que la Iglesia Católica venía incurriendo en numerosos errores teológicos. Desde ese momento, la religión cristiana se bifurca entre catolicismo y protestantismo. De esta última aparecen diferentes variantes, entre las que se incluyen: anglicanos, metodistas, presbiterianos, bautistas, asambleas de hermanos, pentecostales, etcétera.
En la actualidad, según la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede), en España hay 1,2 millones de personas protestantes, lo que representa el 1% de la población. MUERTE. Para el protestantismo, la muerte forma parte de la vida, igual que la enfermedad o el dolor. Por este motivo, se trata de una religión donde se cree que la vida no se termina con la muerte. “Al morir retornamos a Dios. Nuestro origen y destino está en Dios; por eso consideramos sagrada la vida de todo ser humano”, explica Jaume Triginé, protestante y colaborador de la Associació Unesco per al Diàleg Interreligiós (AUDIR).
La ruptura entre el catolicismo y el protestantismo también trajo diferencias a la hora de interpretar la religión. Un choque que modificó, a su vez, la concepción de la muerte: para el protestantismo si una persona ha creído en Jesús y en su obra salvífica en la cruz, sus pecados serán perdonados y la muerte representará la entrada al ámbito y la vida de Dios. Por lo tanto, todo aquel que haya tenido fe y se arrepienta de sus pecados, se salvará.
FUNERAL. Las ceremonias protestantes, pese a que no hay un solo modelo de funeral, suelen seguir las siguientes fases: breves palabras introductorias, por parte del oficiante; comentarios sobre la vida y fe del difunto, por parte de sus seres queridos; himnos espirituales; lectura de la Palabra de Dios por parte del oficiante, miembros de la familia o amigos; breve predicación y plegaria final. También se suele realizar un pequeño acto de despedida a pie de tumba, reservado para el entorno más cercano, donde puede leerse algún texto, cantarse algún himno o realizarse una oración de agradecimiento.
La diferencia principal con un funeral católico consiste en que durante la ceremonia protestante se enfatiza en la seguridad de la salvación eterna del difunto, mientras que en la católica se ora
por el alma del fallecido. Además, entre los evangélicos no es habitual el uso de imágenes, por lo que tampoco se suele poner ningún tipo de iconografía sobre el ataúd. “Los funerales son momentos de despedida de los restos del difunto. Nuestras ceremonias suelen tener un punto de austeridad”, apunta Jaume Triginé.
Dada la pluralidad religiosa de nuestra sociedad, cada vez más ceremonias evangélicas se celebran en tanatorios.
MÁS ALLÁ. El protestantismo comparte con el resto de confesiones cristianas el credo apostólico donde manifiestan su creencia en la resurreción de la carne. “Con esta expresión manifestamos nuestra confianza en que nuestra identidad se mantendrá después de la muerte. Por lo tanto,
creemos en el más allá”, explica Jaume Triginé. Sin embargo, la diferencia radica en que uno de los principios básicos del protestantismo es que nadie puede ganarse el cielo, por lo que la salvación eterna es el resultado de la fe en Dios, un acto de pura gratuidad, en lugar del logro de obras meritorias u oraciones en la Iglesia.M