La tiranía de lo correcto
Nunca me han gustado los reality shows, y menos cuando este formato televisivo se usa en la búsqueda de algún tipo de arte. Pero por la repercusión en la redes, no he podido dejar de enterarme del lío que se ha montado en la primera cadena de TVE por una palabra en la canción Quédate en Madrid, del grupo Mecano, que en su tercera estrofa contiene la palabra mariconez. En la canción, parece que se usa como sinónimo de cursilada o estupidez, pero a los concursantes encargados de interpretarla en la actual edición de Operación Triunfo les ha parecido un término ofensivo y censurable. Si se hubiera escrito hoy en día, seguramente el grupo Mecano habría escogido otro término, porque estamos más concienciados de que hay palael bras que son hirientes y perpetúan viejos estereotipos.
Tratar de no ser ofensivo está bien, imponer una tiranía de lo políticamente correcto con carácter retroactivo, no. Debe ser que las generaciones actuales son demasiado sensibles. Hoy podemos disfrutar de La Celestina sin tener que reescribir y cambiar sus barbaridades, y del Me gustas cuando callas porque estás como ausente, de Pablo Neruda, aún a sabiendas de que era de todo menos un defensor de la mujer.
Si el autor de la canción, José María Cano, hubiese dado el permiso para cambiarla, perfecto, pero no lo dio, porque la escribió en su momento y, encima, al protagonista acaba gustándole lo que antes le parecía una mariconez. Seguramente,
personaje de la canción aprendió que lo que antes le parecía una cosa luego le resultó otra. Lo que las generaciones de hoy no han aprendido es que no se puede imponer un criterio a una obra artística anterior por muy justo que les parezca. La libertad de expresión es eso: una discusión actual que no sabemos si se resolverá. Todo lo anterior es producto de ser criticable porque la sociedad ha evolucionado. Y también gracias a todo aquello que hoy vemos con otros ojos, hemos mejorado y no dejamos de asombrarnos ante términos peyorativos para un colectivo.