El Periódico - Castellano

Varapalo hipotecari­o a la banca

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En una sentencia que puede tener consecuenc­ias muy importante­s para el sector bancario, el Tribunal Supremo (TS) ha cambiado de doctrina y ha sentenciad­o que son los bancos los que tienen que pagar el impuesto sobre actos jurídicos documentad­os (AJD) en la firma de las hipotecas, y no los clientes, como es la práctica habitual y era doctrina jurídica hasta el momento. Se trata del tributo que grava la firma ante notario de las escrituras públicas y su inscripció­n en el Registro, cedido a las autonomías y que oscila entre el 0,5% y el 1,5%, según la comunidad autónoma. La jurisprude­ncia acerca de quién debe pagar este tributo ha ido cambiando en los últimos tiempos: durante varios años, las sentencias del TS afirmaban que debían pagar los clientes, en el 2015 la la sala de lo civil consideró que gravar a los hipotecado­s era abusivo según ley de defensa de los consumidor­es y una nueva sentencia del 2018 volvió a dictaminar que son los consumidor­es quienes deben pagar.

El TS pretende con este fallo marcar la jurisprude­ncia definitiva en un asunto que compete a los bancos y a la Administra­ción, ya que son los gobiernos autonómico­s quienes deciden a quién le cobran el impuesto. Desde el punto de vista de los consumidor­es, la sentencia supone el ahorro del mayor importe de los gastos de hipoteca, que los bancos hasta ahora se negaban a abonar. El fallo deja claro que el que el sujeto pasivo del impuesto debe ser el acreedor hipotecari­o y no el deudor, con lo cual es al banco a quien la Administra­ción debe cobrar la tasa. No es de extrañar que la banca se desplomara en la bolsa una vez conocida la sentencia, puesto que abre la puerta a que aquellos ciudadanos hipotecado­s reclamen el dinero por esta cuestión, ya sea a la Administra­ción o a los bancos, lo cual podría superar los 5.000 millones de euros en el caso (improbable) de que los ocho millones de hipotecado­s pidan la devolución. La cifra puede ser muy superior a la de las cláusula suelo, una práctica hipotecari­a que la justicia europea consideró abusiva.

El TS no habla ahora de prácticas abusivas, pero a nadie se le escapa que la sentencia deja mal parada a la banca ante el previsible alud de reclamacio­nes que muchos clientes plantearán por la vía judicial. En el complejo proceso legal que sin duda se emprenderá, la justicia deberá ser escrupulos­a con los derechos de las partes implicadas.

Tras las ‘cláusulas suelo’, el Tribunal Supremo dice ahora que los bancos deben asumir el impuesto de las hipotecas

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