Viviendas demasiado envejecidas
En Catalunya hay cerca de un millón de viviendas construidas antes de 1970. Esta cantidad representa la mitad del parque total existente. Esto significa que han cumplido de largo los 40 años de existencia y que, en muchos casos, ya son centenarias. En consecuencia, la mayoría requiere mejoras estructurales destinadas a adaptarlos a las necesidades de unos ocupantes que son muy diferentes a los que había unas décadas atrás y que, además, van cambiando en función del momento de la vida en que se encuentra cada persona.
Es precisamente en estos edificios más antiguos y más degradados donde están los hogares más envejecidas y con menos recursos económicos. Un ejemplo es Barcelona. Según datos del Ayuntamiento, un 21,5% de la población de la ciudad es mayor de 65 años, y una buena parte vive en viviendas que requieren ser adaptados a las necesidades propias a su edad, pues en muchos casos hablamos de casas donde ni siquiera hay ascensor. Las previsiones para el 2040 indican que este porcen- taje subirá hasta el 30% de la población.
Hablamos de pisos con problemas de accesibilidad o en mal estado, la rehabilitación de los cuales debería ser prioritaria, pero que no se lleva a cabo en general por falta de recursos económicos.
De ahí la importancia de poder acceder a las ayudas y subvenciones públicas destinadas a superar las deficiencias de las viviendas. Un ayudas, por cierto, que en los últimos años han ido decreciendo como consecuencia de las limitaciones presupuestarias de las distintas administraciones.