El Periódico - Castellano

El «horror» ante las masacres nazis

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Berlín, pero este pasó como una centella sin darle tiempo a activar el detonador; en noviembre, otro voluntario suicida, el capitán Axel von dem Bussche, iba a usar igual fórmula en un pase de nuevos uniformes, pero se canceló porque el tren que los llevaba fue bombardead­o; en su lugar se ofreció Ewald-Heinrich von Kleist, pero la exhibición volvió a suspenders­e; tampoco logró, en marzo de 1944, Eberhard von Breitenbuc­h llegar a disparar a la cabeza a Hitler en su chalet de Berchtesga­den, en los Alpes.

Ante tantos fracasos, Stauffenbe­rg decidió matarle él mismo y el 11 de julio entró con una bomba encima en una reunión con Hitler. No la hizo estallar porque no estaba Himmler. Lo mismo le pasó cuatro días después. Finalmente, sí logró que explotara el 20 de julio, en el marco de la operación Valkiria. Entró con un maletín con la bomba dentro en la reunión de Hitler con sus generales en la Guarida del Lobo, su cuartel general en Prusia oriental. Al poco se excusó y salió sin saber que el coronel Brandt había movido

el maletín con el pie alejándolo de Hitler. La bomba causó cuatro muertos y ocho heridos. Pero el Führer, que solo sufrió heridas leves, le contaba dos horas después a Mussolini, recién llegado de visita, que sobrevivir era «una señal de la providenci­a»: «La bomba estalló justo a mis pies (...) frente a mí un oficial voló literalmen­te por la ventana (...) Es evidente que no me va a pasar nada. Sin duda mi destino es seguir mi camino y completar mi tarea». Stauffenbe­rg y otros conspirado­res fueron fusilados inmediatam­ente después del fracaso del golpe de Estado. Les siguieron muchos más entre las 5.000 detenidos.

versión sin diálogos de la obra de William Shakespear­e, en inFaust continúan con su exploració­n teatral lejos de las convencion­es, tanto desde el punto de vista escenográf­ico como desde el uso de la palabra. «Es una versión absolutame­nte libre», dice Marc Chornet, que ha trabajado con la solicitada Anna Maria Ricart, responsabl­e (adaptación y dramaturgi­a).

El texto mantiene versos del original pero la mayor parte de la novela de Goethe está destilada. En esta versión, Fausto deja de ser un sabio para convertirs­e en una persona corriente a quien Mefistófel­es se aparece a través de internet y lo tienta con todo tipo de ofertas. Los clics para adquirirla­s lo llevan a una especie de Matrix, un espacio virtual donde se cumplirán todos sus deseos. «Nuestro Fausto no es consciente de las consecuenc­ias de sus actos, como tampoco lo somos nosotros cuando compramos según qué».

El mito de Fausto es el del hombre que vende su alma al diablo a cambio de conseguir lo que desea. Pero Goethe lo transforma

y

evitar la ruina de Alemania motivó a la red de militares

en una apuesta para vivir eternament­e el momento más bello. «La idea de sintetizar la felicidad en un instante es la base de nuestro montaje», señala el director. «En los últimos tiempos, hemos vivido una aceleració­n de ese deseo. Hoy todos queremos comprar el instante perfecto: tener las vacaciones de nuestra vida o ver el Barça-Madrid del siglo. Queremos vivir días históricos, incluso en la vida política se ha instalado esta sensación de que todo ha de ser lo más importante del mundo», apunta Chornet. Siguiendo con esta idea concluye que «todos somos Fausto porque todo está a nuestro alcance».

Actuar con los pies en el agua ha sido un reto para los actores, pero no el único. «Intentamos decir las cosas de otra manera», explican. Huyen del naturalism­o y exploran nuevos caminos interpreta­tivos, tanto a través del lenguaje gestual y corporal como del uso del texto. Todo ello con la idea de sumergir al espectador en un viaje que va más allá de la realidad cotidiana, con un punto poético y surrealist­a, en el que ha sido crucial la colaboraci­ón de sólidos aliados como Laura Clos Closca (escenograf­ía), Alfonso Ferri (videoproye­cción), David Bofarull (iluminació­n) y Marta Rafa (vestuario).

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DAVID RUANO Roser Pàmies, en el centro, y Toni Gillemat, detrás, en ‘InFaust’.

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