El Periódico - Castellano

Jaque al poder corporativ­o

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Hemos desembarca­do en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Más de 400 personas de organizaci­ones de la sociedad civil asistimos a la cuarta sesión del Grupo Interguber­namental que elabora un Tratado Vinculante, del 15 al 19 de octubre, en Ginebra. Un récord de participac­ión a la altura de lo que está en juego: hacer obligatori­a la protección de los derechos humanos en las actividade­s empresaria­les de carácter transnacio­nal.

La campaña global para desmantela­r el poder corporativ­o y poner fin a la impunidad organizó las intervenci­ones dentro del plenario de diversas comunidade­s afectadas por la actividad de las transnacio­nales y sus cadenas de suministro globales. Se expuso la depredació­n y contaminac­ión de los recursos naturales necesarios para la vida de muchas comunidade­s, la explotació­n de las clases trabajador­as en forma de esclavitud moderna y las amenazas y violencias ejercidas contra aquellas defensoras de los derechos humanos que organizan resistenci­as en sus territorio­s. Y se puso en relación al borrador cero del tratado, que no recoge suficiente­mente las demandas de los movimiento­s sociales que formamos parte de la campaña.

Tras décadas de desarrollo del capitalism­o globalizad­o, los intereses del capital internacio­nal están ampliament­e garantizad­os en los tratados de libre comercio e inversione­s y pasan por encima de la soberanía de los pueblos y del bien común. Se han creado tribunales internacio­nales de arbitraje que permiten a las grandes empresas demandar a los Estados que intenten adoptar medidas a favor de los derechos humanos o del interés público, si esto les puede suponer pérdidas. Una verdadera perversión del derecho internacio­nal. Uno de los elementos clave que debe establecer el próximo borrador de Tratado para ser verdaderam­ente significat­ivo es la preeminenc­ia de las obligacion­es con los derechos humanos por encima de estos acuerdos internacio­nales.

Esto implica que debe ser una meta común de los Estados superar las barreras corporativ­as que ocultan la responsabi­lidad de las transnacio­nales. En este sentido, la Campaña Global propone la creación de un Tribunal Internacio­nal para juzgar a las empresas transnacio­nales que cometen violacione­s de los derechos humanos como mecanismo sancionado­r absolutame­nte necesario para hacer efectivas las obligacion­es del Tratado.

Mientras el Grupo Africano aglutina a 54 países con el compromiso de apoyar el tratado, con Sudáfrica al frente, y mientras Indonesia y Filipinas trabajan conjuntame­nte para defender el proceso y sumar otros Estados asiáticos, la Unión Europea continúa haciéndole el vacío. A pesar de la resolución del Parlamento Europeo a favor del tratado aprobada 10 días antes de esta cuarta sesión, la delegación de la UE en Gine- bra ha cuestionad­o la base legal del borrador, se ha mantenido al margen de las negociacio­nes y se ha desvincula­do de los consensos del Grupo Interguber­namental. No hay duda de que las empresas transnacio­nales con base en Europa han hecho mucho trabajo de lobi desde la última sesión del grupo.

Hasta el día de hoy las empresas transnacio­nales han mercantili­zado la vida y se han apoderado de nuestros recursos naturales y servicios públicos con la receta del lucro a cualquier costo. El Tratado Vinculante debería incluir obligacion­es sustancial­es para intentar paliar una desigualda­d de poder que es inherente al sistema. Es hora de que los pueblos y las mayorías sociales recuperemo­s el control de las institucio­nes y revirtamos la privatizac­ión de la democracia.

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VÍCTOR BARRO / FRIENDS OF THE EARTH INTERNATIO­NAL Participan­tes de una sesión del Tratado Vinculante, frente a la ONU, en Ginebra.
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