Los primeros dos muertos
Dos personas han fallecido en Sabadell y Badajoz a bordo de patinetes Un documental de Netflix cuenta cómo en Los Ángeles los peatones tiran al mar los aparatos que estorban
La irrupción descontrolada de los patinetes eléctricos en las grandes ciudades española ya ha llevado a Barcelona, Madrid, Valencia y otros municipios dictar normativas que básicamente circunscriben su uso a los carriles bici y a las denominadas calles 30, excluyéndolos de las calzadas y las aceras, pero está por ver si son capaces de conseguir que las nuevas leyes se cumplan.
Por el momento las noticias negativas se acumulan. En la primera estadística de su incidencia en la seguridad del tráfico, la Policía Municipal de Madrid informó que entre finales de junio y primeros de noviembre ha registrado 22 accidentes con estos vehículos. De estos 22, ocho fueron atropellos a peatones en las aceras de las calles de Madrid y el resto, percances donde resultaron heridos los conductores de los artilugios. Como consecuencia de ello se han producido 18 heridos de carácter leve y dos graves, uno de ellos un menor de siete años en el parque de El Retiro. En el conjunto de España se ya contabilizan dos fallecidos, una mujer en Sabadell y un niño de cinco años atropellado por un autobús en Badajoz.
Quejas de los peatones
La molestias que causan a los peatones han provocado la queja de las personas con movilidad reducida que la han presentado ante del Defensor del Pueblo a través del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). En Madrid se ha creado incluso grupo conectado por Twitter autodenominado La liga de los apartinetes, personas que se dedican a quitar los aparatos de la acera cuyos usuarios lo dejan tirados en cualquier parte.
Los apartinetes han resultado muy cívilizados. Indican donde deben depositarse los patinetes que estorban para dejarlos correctamente aparcados. Algo muy alejado aún de los que ocurrió en la ciudad estadounidense de Los Ángeles en la que grupos organizados de peatones optaron por destrozar, tirar al mar y a los contenedores de basura los molestos aparatos. Esta imagen de un montón de patinetes depositados como molestos residuos puede verse en un instructivo documental lanzado por plataforma Netlix hace tan solo unos días dentro de la serie Internet y el nuevo periodismo.
El reportaje, de apenas 20 minutos, explica muy bien el nacimiento de este ingenio en Silicon Valley, donde en poco tiempo se adueñó todas su calles mientras sus creadores, la startup Bird, sembraba todas las ciudades americanas de sus vehículos en una calculada estrategia para imponer su oferta de aparatos compartidos.
Reacciones opuestas
La reacción contraria fue tal que algunos estados, como Wisconsin, lo prohibieron totalmente, mientras que otras ciudades, como Memphis lo acogieron con entusiasmo. En esta ciudad de Tenessee, que hace 10 años se consideraba como la peor urbe de Estados Unidos para patinar e ir en bici, las autoridades han adecuado las vías y ven a los patinetes como una bendición que resuelve sus problemas de transporte urbano.
Nada muy alejado de lo que ocurre en Europa. Mientras en Holanda y Alemania los han vetado taxativamente, Bélgica no solo los apoya, sino que dotará a sus fuerzas de seguridad un modelo diseñado a medida.
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Sorprende la falta de unanimidad. Holanda los prohíbe y la vecina Bélgica los adora