El Periódico - Castellano

Los dos pactos

En junio, el ayuntamien­to regularizó 216 plazas en los porches de la Boqueria

- E. A.

El enquistami­ento de las diferencia­s entre restaurado­res y Ayuntamien­to de Barcelona en el distrito de Ciutat Vella contrasta con los dos acuerdos que sí fueron posibles en el último año en el conjunto de la ciudad y en un punto caliente del mismo distrito como la Boqueria, no sin críticas de entidades vecinales y la CUP al gobierno de Ada Colau por haber contempori­zado con el sector. El pleno municipal del pasado junio aprobó una modificaci­ón de la normativa de terrazas, que había topado con una campaña en defensa de la presencia de las terrazas en la calle impulsada por los restaurado­res y apoyada por usuarios y caras conocidas de la ciudad.

La ordenanza que entró en vigor en diciembre del 2013 con el gobierno de Xavier Trias imponía unas distancias mínimas entre las terrazas y elementos de mobiliario urbano para facilitar el paso de los peatones que obligaría a reubicar, recortar o eliminar 2.200 de las 4.400 terrazas con licencia. La modificaci­ón aprobada por Colau llegó cinco años más tarde, después de tres años durante los que el número de terrazas aumentó en unas 500, aunque con menos plazas.

El cambio

La ordenanza pactada con el sector establece que la mitad de la acera, desde la fachada, debe quedar libre, pero admite oscilacion­es de hasta el 60% en cuanto a las distancias fijadas respecto al mobiliario urbano. También acepta que las terrazas no tengan que estar necesatabl­ecimientos riamente frente a los bares y restaurant­es en los casos de comercios históricos o cuando el local apenas tenga fachada cara a la calle. Esto en cuanto a las condicione­s generales: las regulacion­es para zonas singulares pasaron a tener dos años de margen para adaptarse al nuevo entorno, con flexibilid­ad para ajustar la normativa general a cada entorno, proceso que está provocando roces únicamente en Ciutat Vella.

La paz llegó a la Boqueria el pasado mes de julio. La utilizació­n de almacenes y bajos en desuso como es- de restauraci­ón durante el mandato de Trias, con un pacto implícito pero sin permisos que lo respaldase­n, revivió esos espacios muertos al precio de agudizar aún más la conversión del mercado en un parque temático gastronómi­co. El acuerdo pasó por dejar libre para la circulació­n de peatones el 50% del espacio en los porches que rodean el mercado y los accesos a este y permitir la instalació­n de 216 sillas, el doble de la capacidad permitida por el ayuntamien­to hasta ese momento.

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JORDI COTRINA Convivenci­a en la Boqueria, tras el acuerdo de julio.

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