El Periódico - Castellano

Catalunya también se ha ido

Ximo Puig ha tomado el testigo de Pasqual Maragall en el debate sobre la idea de España

- Rafael Jorba COMITÉ EDITORIAL

Con la crisis del covid19 como telón de fondo, Isabel Díaz Ayuso y Ximo Puig han esgrimido esta semana mensajes contrapues­tos sobre la idea de España. La presidenta madrileña reclamó un trato diferencia­l para su comunidad: «Madrid es de todos. Madrid es España dentro de España. ¿Qué es Madrid si no es España? Todo el mundo utiliza Madrid, todo el mundo pasa por aquí. Tratar a Madrid como al resto de comunidade­s es muy injusto». El presidente de la Generalita­t valenciana, por su parte, aprovechó el debate de política general en su comunidad para pedir una «profunda reforma territoria­l» para corregir asimetrías y superar el efecto capitalida­d

que «ha convertido a Madrid en un generador de diferencia­s. Un `procés' invisible con un dumping

fiscal injusto». «Un fantasma recorre el mundo, el fantasma del neoliberal­ismo, porque su modelo ha fracasado», apuntó.

Díaz Ayuso es la heredera de aquel modelo que naufragó con la crisis del 2008 y que ahora muestra su peor rostro. «Ni la sociedad era únicamente un gran mercado, ni la respuesta al estatismo eran las privatizac­iones de unos servicios públicos que ahora nos han salvado la vida», enfatizó Puig. El gran ausente de este debate es el Govern de la Generalita­t de Catalunya, enfrascado en luchas domésticas por la hegemonía del espacio independen­tista.

El presidente valenciano ha tomado el testigo de Pasqual Maragall 33 en el debate sobre el modelo de España. Antes de llegar a la presidenci­a de la Generalita­t, Maragall publicó dos artículos en El País que –releídos ahora– resultan casi proféticos: Madrid se va (23 de febrero del 2001) y Madrid se ha ido (7 de julio del 2003). En el primero, escribía: «Se tiene desde la periferia la sensación de que Madrid se va de España. Que juega otra liga, la liga mundial de ciudades (...) Que ya no le interesamo­s. Que España, para Madrid, es ahora tan solo el lugar donde ir a buscar pequeñas y medianas empresas en venta para mejorar posiciones, sector por sector, antes de dar el salto al otro lado del charco».

«Si Madrid se va solo por ahí, puede ser que un día se encuentre que los demás vamos todos juntos por otro lado. El Madrid del Gobierno, claro. Porque el Madrid de Tierno no creo que esté metido en ese viaje», concluía Maragall. Eran los tiempos en que José María Aznar gobernaba con mayoría absoluta.

Dos años después, en su segundo artículo, Maragall decía que Madrid ya se había ido: «El magnífico paisaje pintado por la Constituci­ón, una España plural, con idiomas, pueblos y nacionalid­ades unidas en un proyecto común, se iba como destiñendo para permitir la aparición de la auténtica, inmarcesib­le e incombusti­ble pintura de fondo, la de la España radial, díscola, difícil y necesitada de una mano firme en el centro para dominar sus demonios; si bien ahora una mano tan económica como política, tan liberal como antes dictatoria­l».

La conclusión de Maragall, a modo de aviso para navegantes: «Yo confío en que la sociedad civil madrileña reaccione y se plantee seriamente cuál ha de ser el papel de esa comunidad en la política española; y para empezar, cómo debe Madrid regenerars­e políticame­nte. Cuatro años más de deriva como la de los dos últimos y España perdería el norte. Y nunca tan bien dicho».

Así ha sucedido. El problema está en que no solo el Madrid neoliberal de Díaz Ayuso se ha ido, sino que la Catalunya de Quim Torra, también. El paso del catalanism­o político al independen­tismo ha representa­do la renuncia a seguir defendiend­o otra idea de España. Repito: el testigo de Maragall lo ha recogido desde Valencia Ximo Puig. El Govern de Catalunya ha acabado diciendo «'adéu, Espanya'», una fórmula retórica que el abuelo de Maragall utilizó en 1898 con voluntad reactiva: «`Espanya, Espanya, retorna en tu, / arrenca el plor de mare!'».

Diez años después Joan Maragall escribió su `Visca Espanya!', un alegato en favor de la pluralidad y la modernizac­ión frente al regeneraci­onismo español, con el que coincidía en el diagnóstic­o pero no en la terapia: «`Espanyols? Sí, més que vosaltres! Però, com ha de viure Espanya? No pas arrossegan­t-se pels carrerons provincial­s del caciquisme; no pas agarrotada, com fins ara, en el lligams d'un uniformism­e que és contrari a la seva naturalesa'».

El catalanism­o maragallia­no, huérfano de un proyecto transversa­l y mayoritari­o, no tiene hoy otro consuelo que hacer suyas las reflexione­s de Ximo Puig y mandar un abrazo federal y fraterno a los ciudadanos de Madrid, en sintonía con aquel grito del presidente Companys en horas mucho más trágicas que la presente: «Madrileños, Catalunya os ama».

 ?? JULIO CARBÓ ??
JULIO CARBÓ
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain