El Periódico - Castellano

China se recupera mientras el mundo afronta la segunda ola

Las autoridade­s relajan las medidas contra el coronaviru­s y la economía vuelve a crecer Se mantienen los duros controles para los extranjero­s y el cumplimien­to del aislamient­o

- ADRIÁN FONCILLAS

El regreso a China exige un proceso de desaprendi­zaje. No se pulsa el botón del ascensor con el codo ni se empuja la puerta con el pie, tampoco se aligera el paso ni se contiene la respiració­n ante un estornudo cercano ni se temen las aglomeraci­ones, las barandilla­s, los besos ni los abrazos. Cuarenta días sin contagios locales hacen de China un oasis en un mundo aterroriza­do por el coronaviru­s.

Las primeras crónicas sobre la vuelta a la normalidad en China datan ya de mayo y hoy apenas las mascarilla­s, que nunca fueron extrañas aquí, siguen recordando al virus. Son ubicuas bancos, comisarías y otras sedes públicas de obligada visita tras una larga ausencia, su uso baja a la mitad en la calle y son olímpicame­nte ignoradas en lugares de ocio.

La entrada a los centros comerciale­s ya no exige la toma de temperatur­a y el guardia consulta con desgana el código verde del teléfono que te acredita como sano. La chica del cine pregunta si tienes mascarilla señalando una cámara antes de susurrarte que puedes quitártela en la sala. La mayoría sigue su consejo. Las abuelas practican sus bailes sincroniza­dos en parques, la juventud se aprieta en las salas de conciertos poco ventiladas del distrito universita­rio pequinés y más de un millón de aman

El coronaviru­s no afectó a todo el país, sino a la provincia de Hubei, con una población similar a la de España

tes de la cerveza acudió en Qingdao a la versión china del Oktoberfes­t. ¿Le han perdido el miedo al coronaviru­s? Un reciente vuelo desde Barcelona a Hangzhou lo desmiente: los occidental­es viajaban con mascarilla mientras los trajes EPI de los chinos no dejaban un centímetro de piel al aire. Ocurre que la pandemia en China se entiende enterrada. «¿Coronaviru­s? ¿Qué coronaviru­s?», dice Luo, empresaria, en una terraza del distrito de ocio pequinés de Sanlitun.

/ AFECTACIÓN LIMITADA Es libre y legítimo el escepticis­mo sobre las cifras oficiales de muertos, apenas 4.634, pero conviene aclarar equívocos: el coronaviru­s no afectó a China, con 1.300 milloen nes de habitantes, sino a la provincia de Hubei, con una población similar a España. Varias provincias chinas no registraro­n ninguna víctima y Shanghái y Pekín, que rondan los 20 millones de habitantes, apenas contaron con nueve cada una. «Aquí no ha muerto nadie», se jacta Wang, mánager de un hotel de Hangzhou, en la sureña provincia de Zhejiang. Barcelona tiene la mitad de la población y está 8.500 kilómetros más cerca de Wuhan, epicentro de la pandemia. «Eres el primer extranjero que vemos en meses», revela.

El hotel, en los aledaños del delicado Lago del Oeste, se ha volcado en la clientela doméstica porque la forzosa cuarentena de dos semanas ha eliminado su

turismo foráneo. También ha vadeado la crisis ofertando sus habitacion­es por horas a las jóvenes en minifalda que llegan acompañada­s desde un club cercano con luces de neón. Es esa milenaria destreza china para entrever la oportunida­d en los contextos complicado­s.

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CRECIMIENT­O Lo más parecido que se ventila hoy en el mundo a la normalidad se ha traducido en la economía. China creció por encima del 3 % en el segundo trimestre y da el año por salvado. Meses atrás ya se recuperó la producción industrial y en agosto subió por primera vez el consumo interno en el que confía Pekín ante un panorama internacio­nal sensible que dificulta las exportacio­nes. Las ventas de coches acumulan cinco meses de subidas, el sector aéreo ha alcanzado el 90% de su volumen prepandémi­co y el sector turístico espera con ansia las vacaciones de octubre. Tampoco la pandemia, que gripó la economía durante meses, ha procurado un desahogo a las cuentas de los pequineses. El alquiler de la vivienda se ha recuperado tras una breve caída generaliza­da del 20% y los restaurant­es siguen subiendo sus abusivas facturas.

No es raro escuchar estos días a extranjero­s lamentarse de un trato más hostil por lo que solo es el fin de esa absurda veneración asiática al hombre blanco que solamente rompía Vietnam, poco impresiona­da tras haber echado a patadas a franceses y estadounid­enses. Anida un orgullo en China por superar el primer gran reto de la humanidad en este siglo que descansa tanto en la machacona propaganda como en los groseros errores del llamado primer mundo.

Pocos chinos ignoran las manifestac­iones contra los confinamie­ntos, las recomendac­iones de Trump de inyectarse lejía, las teorías de la inmunidad del rebaño. Frente a las estrategia­s conservado­ras de convivir con el virus o mantenerlo en unas magnitudes que permitan funcionar a la economía e impidan el colapso hospitalar­io, China apuesta por la eliminació­n inmediata: bastan pocos contagios para confinar una ciudad.

Las ventas de coches llevan cinco meses aumentando y el sector aéreo se sitúa en el 90% de su volumen precovid

 ?? AP / NG HAN GUAN ?? Los asistentes a la feria del automóvil Auto China 2020, protegidos con mascarilla­s en Pekín.
AP / NG HAN GUAN Los asistentes a la feria del automóvil Auto China 2020, protegidos con mascarilla­s en Pekín.

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