Clamor por una ley de geriátricos
Cientos de personas b denuncian el actual «protocolo criminal»
Con los manifestantes distanciados entre sí por evitar el virus, diversas marchas callejeras convocadas por la Marea de Residencias recorrieron ayer 18 ciudades del país reclamando el fin de la precariedad asistencial en los geriátricos y una ley estatal que acabe con los abusos en el sector.
En Madrid, un millar de personas se concentraron en el centro de la ciudad entre la Puerta del Sol y la sede del Ministerio de
Sanidad y de la Vicepresidencia de Derechos Sociales, entre gritos de «menos banderas y más enfermeras», «no más muertes en las residencias» y «sanidad única».
En Barcelona, un centenar de personas convocadas por la Coordinadora de Residencias condenaron el aislamiento de los ancianos como fuente de «perjuicios irreparables» y pidieron justicia para las personas que han fallecido «en condiciones indignas». La marcha de Barcelona denunció «casos documentados de desnutrición y deshidratación» en los geriátricos.
Para los portavoces barceloneses de la Coordinadora de Residencias, con la privatización de servicios «las administraciones se desentienden» de las residencias, y la limitación de salidas de ancianos y de visitas de sus familias «es una medida tomada en beneficio exclusivo de las empresas privadas que gestionan las residencias».
Manifestaciones del mismo tenor se celebraron en Pallejà, Sevilla, Lebrija, Oviedo, Vigo, Segovia, Valladolid, León, Palma de Mallorca y otras siete localidades, reclamando una ley de residencias y televigilancia que limite la privatización de la gestión de los centros públicos y un aumento notable del ratio de personal que atiende a los ancianos, así como una depuración de responsabilidades por la mortandad de la pandemia entre los mayores.
La manifestación madrileña, que había partido a mediodía, llegó al poco a las puertas del Congreso de los Diputados, donde la organización había previsto la lectura de dos historias particulares de entre las 21.000 muertes oficialmente contabilizadas en los geriátricos de toda España, y una ofrenda de flores blancas.
La precaución para que no se produjera una aglomeración ante los leones del Congreso hizo aconsejable para la organización posponer para el final la lectura de esas dos historias. En su lugar, se dio lectura a los nombres de medio centenar de ancianos fallecidos por el covid-19.