El confinamiento disparó el uso de nuevas tecnologías
De media se b destinaron más de nueve horas al día a dispositivos digitales
Ni dos ni tres ni cuatro. Más de nueve horas y cuarto se destinaron de media, durante el confinamiento, a los dispositivos digitales como teléfonos móviles, tabletas, videojuegos y ordenadores, según el estudio El bienestar personal y el uso de la tecnología en confinamiento, realizado por el Observatorio Social de La Caixa.
La investigación, elaborada con 9.300 encuestas efectuadas en España, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Perú, Uruguay y Venezuela, indica que el 70% de los encuestados aumentaron «bastante o mucho» el uso de dispositivos digitales durante los meses de confinamiento. Tan solo el 3% declaró que no utilizó más la tecnología que antes de la crisis sanitaria.
De las nueve horas diarias de media destinadas a dispositivos digitales, la mayor parte, cinco horas y 22 minutos, fueron empleadas en el trabajo y los estudios. Además, el uso para la comunicación con amigos y familiares fue cercano a las cinco horas al día.
Aunque el estudio reconoce que la tecnología fue de gran ayuda para la población en unos momentos de aislamiento, advierte que una utilización excesiva está asociada a un menor bienestar. Así, los resultados demuestran que quienes dedican más de dos horas diarias a las redes sociales o el entretenimiento a través de las pantallas presentan menor bienestar que quienes hace un uso moderado.
Los autores señalan asimismo que las mayores caídas de bienestar se producen entre quienes recurren a las pantallas para evadirse de sus problemas (20%), entretenerse o relajarse (17%), fisgar en la vida de los demás (13%) o informarse sobre el coronavirus (12%).
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MENOR BIENESTAR «Ciertos usos de la tecnología, como el cotilleo o la búsqueda de información sobre la pandemia, aparecen asociados con un menor bienestar, aunque sería precipitado concluir que esas actividades son la causa del malestar», según Javier GarcíaManglano, investigador principal de Jóvenes en Transición, del ICS de la Universidad de Navarra.
La investigación indica que las mujeres, los jóvenes y las personas sin estudios superiores lo pasaron peor. «Sólo un 14% de los participantes de 18 a 22 años tiene niveles altos de bienestar. Esto sorprende, ya que la población de riesgo frente al covid-19 son los mayores», afirma Charo Sádaba, decana de la Facultad de Comunicación e investigadora del ICS. Según sus hipótesis, «la disrupción de rutinas diarias (no asistencia a la escuela o al trabajo o el cambio en patrones de ocio) ha afectado más a los jóvenes que a los mayores, para quienes el confinamiento, quizás, ha supuesto un menor cambio en sus hábitos de vida».