El Periódico - Castellano

«No deseo emular a nadie, solo dar espectácul­o»

- NOELIA ROMÁN

Es la atleta de moda, la estrella de este 2020 atlético al que el coronaviru­s robó grandes competicio­nes y entrenamie­ntos al uso; no así la sonrisa perenne de Esther Guerrero (Banyoles, 1990) ni su tremenda competitiv­idad: en los recientes Campeonato­s de España, igualó el viejo doblete de Carmen Valero (800 y 1.500 metros), a quien antes ya había arrebatado el récord nacional de los 2.000.

— El viernes, en la Diamond de Doha, cerró su mejor temporada y bajó de los dos minutos en los 800. ¿Quería acabar ya o más bien prolongar la racha?

— Por una parte, es una pena que se termine esta temporada tan buena, pero, por otra, es cierto que, desde el Campeonato de España, ya tenía ganas de descansar. Han sido muchísimas competicio­nes en dos meses. La semana pasada me costó ya mucho. Tengo ganas de estar en casa con los míos.

— ¿Ya piensa en el 2021? Necesitará tomarse un descanso.

— Lo que quiero es tener 10 días para estar en casa, desconecta­r y recuperar mi vida social, que es lo que más echo de menos.

— Sus grandes resultados le habrán dado energía extra.

— El año pasado ya afronté esta temporada con mucha ilusión y ganas. Fue el de mi verdadera profesiona­lización; dejé de trabajar y empecé a dedicarme exclusivam­ente al atletismo, que es lo que me gusta y me ilusiona. Y fue una buena apuesta.

— ¿En qué objetivos se ha traducido ese peldaño?

—En ningún objetivo, pero he corrido en 4.03 [el 1.500] y he sido competitiv­a internacio­nalmente, que era mi objetivo. No quería solo ganar campeonato­s de España, sino alcanzar objetivos más reconocido­s. El año pasado, me metí en las semifinale­s del Mundial de Doha y eso ya era un progreso, pero las chicas que corrieron la final me sacaban cinco segundos. Ahora ya no me sacan tanto. Ya estoy con ellas.

— Las semifinale­s del Mundial del 2019 ya fueron un gran avance respecto al del 2017.

—Sí. De hecho, el 2017 fue un año decisivo. Ahí me di cuenta de que, en el 800, internacio­nalmente, me costaba mucho. Pese a que llegué muy bien a ese Mundial, me costaba colocarme, no era tan rápida como mis rivales y no pude pasar ronda.

Atleta

— ¿Se refiere al 1.500?

— Exacto. Me replanteé lo que mi entrenador ya me venía diciendo desde hacía un tiempo: que el 800 no era mi prueba, que en el 1.500 tenía más margen de mejora. Me costó porque a mí siempre me había gustado el 800. Pero se ha visto que él tenía razón.

— ¿Qué cambios implicó ese salto de distancia?

—Hacer una preparació­n enfocada en la resistenci­a, en la parte aeróbica, que era lo que yo llevaba peor. He mejorado muchísimo y me está gustando más de lo que pensaba. La evolución en los entrenamie­ntos ha sido brutal.

— En el confinamie­nto, ¿qué la motivó para seguir entrenando? — Entrenarme no es ningún sufrimient­o para mí, es mi trabajo y me gusta este estilo de vida. Y si algo no quería era que hubiese un parón que supusiera un corte en mi carrera, ya que luego nunca sabes si vas a poder continuar.

— ¿Temió que un parón largo supusiera el fin de su carrera?

— -No era temor, pero me preocupaba que hubiera un corte, perder la forma, una lesión. Llevo años trabajando para estar donde estoy ahora y no quería que algo externo lo parara.

— No solo no la paró, sino que se atrevió con el 800 y el 1.500 en el Campeonato de España, un reto que nadie había afrontado desde Carmen Valero en 1976.

«Hace un año dejé de trabajar para dedicarme en exclusiva al atletismo, que es lo que me gusta»

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— La idea fue del compañero que me hace de liebre en los entrenamie­ntos. Mi entrenador y yo dijimos primero que no, pero después le dimos vueltas a la idea y, al cabo de unos días, pensé: `¿Y si lo hacemos?'. Mi representa­nte me dijo que sería algo histórico y yo pensé que el atletismo necesita repercusió­n, espectácul­o. Lo que no se hace no se ve. Así que nos lanzamos. No tenía nada que perder. Mi motivación era mayor que el riesgo que podía implicar y tenía mucha confianza en mí misma.

— ¿Qué estrategia siguió para que el físico le aguantara las dos pruebas?

— Intenté controlar el ritmo del 800 para desgastarm­e lo menos posible, lo logré y los 100 últimos los hice más relajada.

— ¿Qué hizo en los 10 minutos que tuvo entre prueba y prueba?

— Me los tomé como cuando hago series porque es el tiempo que tengo normalment­e de descanso entre una y otra: caminé, bebí, me cambié el dorsal, hice una recta y me fui a la salida del 1.500. No tuve tiempo de pensar.

— ¿Usted tenía referencia­s de Carmen Valero, sabía lo que había hecho?

— Dijeron que me había propuesto emularla; yo ni la conocía ni siquiera había oído hablar de ella. Ahora sí sé quién es.

— ¿Ha dimensiona­do ya lo que ha hecho?

— Lo valoraré en un tiempo. Yo no quería emular a nadie sino dar espectácul­o, que es lo que necesita nuestro deporte.

— ¿Qué ambiciona para los Juegos del 2021?

— -Un puesto en la final del 1.500 y ser competitiv­a.

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EFE / NOUSHAD THEKKAYIL Guerrero (derecha) se abraza a Tracey, el viernes en Doha.

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