Goyas con sorpresa
Las nominaciones al certamen cinematográfico español certifican la singularidad del año de la pandemia
Las de ayer fueron las nominaciones de los Goya más extrañas de su historia, como no podía ser de otra manera en un año en el que toda nuestra realidad se ha puesto patas arriba. Adú, drama sobre la inmigración dirigido por Salvador Calvo y una de las pocas producciones que se estrenaron con cierta normalidad antes de la pandemia, será candidato a 13 premios Goya, la mayoría técnicos, pero también optará al galardón a la mejor película, donde competirá con Las niñas (nueve nominaciones y presumible favorita final), La
boda de Rosa (ocho) y dos sorpresas, Ane y Sentimental. Los premios se entregarán el 6 de marzo en Málaga si el covid lo permite.
Las nominaciones a la mejor dirección no correspondieron, como suele ser habitual a las de mejor película. Aquí encontramos dos nombres como los de Isabel Coixet (Nieva en Benidorm) y Juanma Bajo Ulloa (Baby), que han hecho dos de los trabajos más arriesgados del año y que conviven en inferioridad de condiciones con las más convencionales direcciones de Adú o La boda de Rosa.
Entre el riesgo y lo acomodaticio. Así podríamos definir estas nominaciones. Aunque gana lo segundo. Hay muy pocas alegrías cinéfilas, entre ellas, que My mexican bretzel se encuentre presente en mejor documental y mejor dirección novel; que El año del descubrimiento haya obtenido una mención a su montaje; que Ane se haya colado en el quinteto de mejores películas; que sea reconocida la impresionante música de Baby, así como el trabajo de dirección de Ulloa. Poco más. Era un año en el que se podía haber arriesgado un poco más, en el que se presentaba la oportunidad de apostar por lo diferente ante la ausencia de los tótems de nuestra cinematografía y la sensación final ha sido de batiburrillo.
Solo Las niñas, uno de los descubrimientos del año y vencedora en el pasado Festival de Málaga, se comportó de la manera esperada y obtuvo las nominaciones que más o menos se preveía de ella, entre ellas mejor película, mejor dirección novel (Pilar Palomero) y mejor actriz de reparto (Natalia de Molina), aunque se echa de menos a la preadolescente protago
nista en mejor actriz revelación, Andrea Fandós (que por edad no podía competir), en una categoría que incluye a Jone Laspiur por Ane, Paula Usero por La boda de Rosa, Milena Smit por No matarás y Griselda Siciliani por Sentimental.
En el cuarteto de mejor actriz no hubo sorpresas: Patricia López Arnáiz por Ane (que acaba de ganar los premios Forqué convirtiéndose en favorita), la veterana Kiti Mánver por El inconveniente, Candela Peña por La boda de Rosa y la menos esperada, Amaia Aberasturi por Akelarre, una película que pasó sin pena ni gloria por el Festival de San Sebastián y que parece empeñada en colarse en todas las entregas de galardones de la temporada.
Este año no se había caracterizado precisamente por contar con grandes interpretaciones masculinas, así que, en consecuencia, los elegidos en este apartado parecían casi consensuados: Mario Casas por No matarás, David Verdaguer por Uno para todos, Javier Cámara por Sentimental y Ernesto Alterio por Un mundo normal.
En las quinielas de nadie
Menos nominaciones de las esperadas ha conseguido Historias lamentables (¿penalización quizás por haberse estrenado directamente en Amazon Prime?), aunque el guion original de Javier Fesser y Claro García sí que se encuentra presente junto a Janik como mejor intérprete novel por encarnar a un inmigrante continuamente explotado.
Black Beach, de Esteban Crespo, no parecía estar en las quinielas de nadie, y sin embargo acumuló seis nominaciones, mientras que películas más pequeñas como Los europeos rascaron algo, en este caso, mejor diseño de vestuario y actor de reparto para Juan Diego Botto. Álvaro Cervantes por Adú, Alberto San Juan por Sentimental y Sergi Lòpez por La boda de Rosa, lo acompañan en esta categoría. En cuanto a mejor actriz de reparto, además de la mencionada Natalia de Molina, encontramos a Juana Acosta por El inconveniente, Verónica Echegui por Explota, explota y Nathalie Poza por La boda de Rosa.
El agente topo (Chile), El olvido que seremos, de Fernando Trueba (Colombia), La llorona (Guatemala) y Ya no estoy aquí (México) fueron las nominadas a la mejor película iberoamericana; y Corpus Christi, El oficial y el espía, El padre y
Falling, de Viggo Mortensen, a la mejor película europea.
La gallina Turuleca será la ganadora del Goya a la mejor película de animación, porque ha sido la única nominada. En cuanto a la laureada Josep, no se la ha considerado española, a pesar de ser una coproducción franco-hispana.
El director de la Academia, Mariano Barroso, quiso resaltar que será una edición «especial y responsable, extremadamente contenida» para reducir el riesgo de propagación del virus. Por esa razón, la sede en Madrid en el Teatro Príncipe Pío va a ser cancelada. Se conectará con Valencia para iniciar el Año Berlanga y para otorgar varios premios y el resto tendrá lugar en Málaga en el Teatro Soho Caixabank con Antonio Banderas y María Casado como maestros de ceremonias. Se prohíben las fiestas de cualquier tipo y todos los académicos tendrán que seguir la gala desde sus casas. A los nominados y equipos se les harán pruebas PCR antes de la celebración.
Necesidad de premios
¿Interesan a alguien realmente los premios este año? Esa es la pregunta que flota en el ambiente, que realmente da lo mismo lo que pase en esta edición. La industria necesita los premios, hace lo que puede para salir adelante, pero esta edición pandémica de los Goya parece estar condenada desde el principio, a l desánimo y cierto pasotismo de una audiencia que no ha acompañado demasiado al cine español esta temporada.
Si alguien se pregunta por qué no está nominada La voz humana en mejor cortometraje la respuesta es sencilla, El Deseo no la presentó para que la categoría se centrara en los nuevos talentos que están empezando sus pasos. Una decisión que les honra. Eso
que tú me das, de Jordi Évole no podía participar debido a su metraje. Sí sorprende la ausencia de películas que han tenido repercusión (al menos en la taquilla), como Hasta el cielo, de Daniel Calparsoro, o Invisibles, de Gracia Querejeta.
Mariano Barroso resalta que esta edición será «responsable y contenida»
La pandemia ha dejado tras de sí un rastro de desánimo y cierto pasotismo