Con estoicismo
Patricia Sánchez BARCELONA
Ha pasado ya casi un año desde el origen de la pandemia, hemos sobrevivido al primer estado de alarma, hemos vivido una de las infecciones más duras a nivel mundial, hemos llorado la muerte de nuestros más preciados y estamos padeciendo una de las mayores crisis a nivel mundial. La epidemia del coronavirus se ha apoderado del modo de vida de nuestra sociedad y nos deja en un panorama de incertidumbre y pesimismo. Ha llegado el momento de «tomarnos las cosas con filosofía» y nunca mejor dicho.
Séneca, Epicteto y Marco Aurelio nos dejaron un legado muy interesante de revisar en el contexto actual, y es la práctica del estoicismo. Los mismos propusieron aceptar las cosas que vienen como inexorables y así eliminar la angustia. Este medicamento natural contiene una serie de principios activos que, en una dosis, tiempo y tratamiento determinados, es muy posible que convierta esa angustia en felicidad. Los principios de la escuela estoica rebosan de optimismo, algo que falta en la sociedad de hoy en día. Agradeciendo las adversidades como parte del destino, Séneca consiguió desarrollar la sabiduría, la ética y la virtud. ¿Es, pues, menos adversa la nueva normalidad? Hemos vivido siempre en la comodidad y el hedonismo, nos hemos dejado llevar por las excentricidades y el placer, lo cual no nos ha hecho más fuertes frente al coronavirus, sino más vulnerables. Es momento de saborear el minimalismo, encontrar la belleza en la simplicidad, sustituir los momentos excesivamente placenteros por estados de paz y tranquilidad sostenibles en el tiempo. No hablo de algo místico o poético, hablo de nuevos hábitos saludables, de autocontrol, de templanza y de cierta incomodidad voluntaria. Las claves que marcaran la tendencia de un futuro no muy cómodo poscovid-19. Porque no son los hechos los que nos hacen sufrir sino nuestra visión de los mismos, ni tampoco podemos controlar lo que sucede, pero sí nuestra reacción ante ello.