Demasiada medicación
Luis Carballo MADRID
Los casos de depresión están aumentando en nuestro país debido al covid-19, y quiero exponerles la facilidad con la que se medica a alguien con problemas mentales en lugar de buscar su problema y los daños que eso produce.
Hace ya muchos años, un día mis músculos empezaron a agarrotarse. Tenía 18 años y nunca me había pasado nada parecido. Se me trasladó rápidamente al centro sanitario donde concluyeron que se trataba de una crisis de ansiedad sin mayor «preocupación» (o eso creían). Fue mi primer contacto con un medicamento antidepresivo y no le di importancia. Todo fue medianamente bien hasta mi primera cita con la psiquiatra, que me lo recetó crónicamente para futuros casos. Tras unos estudios se me diagnosticó un trastorno de la personalidad y añadieron otros antidepresivos a mi medicación. Un año así, tomando medicamentos no recomendados para periodos largos.
Como es de esperar, la tolerancia sube y la cantidad se aumenta, por lo que a lo que tomaba se le añadió otro. Como este solo los
utilizaba en caso de crisis, se me pautó otro nuevo, pero sin retirar los anteriores. Ahora tomaba un antidepresivo tres veces al día, otro dos veces al día y otro, si procedía, junto a los antidepresivos. Hablo de años consumiendo medicamentos no recomendados para larga duración.
Decidí dejarlos, no tomarlos más. ¿El resultado? Convulsioné y acabé en urgencias. Ya no podía dejarlos, ellos me controlaban a mí. Tras años y años de consumir
mierdas legales que se recetan como caramelos, me decidí a entrar en un centro de desintoxicación. Gracias al esfuerzo del CAID (Centro de Atención Integral a Drogodependientes) y de mi familia he rebajado drásticamente dichos medicamentos, que no solo me habían hecho adicto, sino que me embotaban la cabeza. Por una sanidad mental digna.