El Periódico - Castellano

¿A quién van a despedir?

Sergi Belbel y Roc Esquius estrenan ‘Angle mort’, una obra escrita a cuatro manos e inspirada en la crisis de una pequeña empresa obligada a prescindir de uno de sus trabajador­es. Los planes del jefe son unos, pero todo puede cambiar en esta obra que jueg

- MARTA CERVERA

No es lo mismo despedir a alguien en una gran empresa, donde el departamen­to de recursos humanos se encarga de todo, que hacerlo cuando se trata de un pequeño negocio donde el empresario y los trabajador­es mantienen una relación estrecha. ¿Qué estrategia puede utilizar el jefe? ¿Pueden evitarlo los empleados? ¿Cómo se frena un despido? Con todos estos elementos juega Angle mort, una comedia creada por el veterano Sergi Belbel (Després de la pluja) y el joven Roc Esquius (Sàpiens) que se estrena mañana en la sala Versus Glòries y en la que ambos han unido fuerzas para que el público desconecte y pueda reírse un rato.

«Como estamos en una época chunga nos apetecía hacer una comedia basada en una historia divertida y diferente», explica Belbel desde su casa, al estar en cuarentena por el covid. «Pero que conste que no lo cogí en un teatro», destaca el autor, para quien esta obra puede leerse como reverso de El mètode Grönholm, el éxito de Jordi Galceran que él ha llevado a escena. En aquella, el objetivo era ser contratado; en Angle mort, evitar el despido.

Dos partes simétricas

Dirigida por Lluís Elías e interpreta­da por Berta Bahr, Ramon Godino, Alberto Lozano y Rafaela Rivas, esta nueva creación arroja luz sobre todas aquellas cosas que no vemos, esos detalles ocultos en ángulos muertos que la vida esconde y que, de haberlos captado a tiempo, habrían cambiado el curso de los acontecimi­entos.

La obra consta de dos partes simétricas donde ocurre lo mismo pero aportan informació­n diferente. El espacio escénico tiene un protagonis­mo especial pues todo transcurre en un mismo espacio dividido en dos en el suelo, pero sin pared alguna. En un lado queda la sala de espera de una start-up y en el otro, el despacho del director, donde los empleados van entrando uno a uno. En la primera parte, el público ve y escucha qué ocurre cuando un empleado entra a hablar con el jefe, mientas en la sala contigua esperan los otros tres trabajador­es de la empresa, que actúan pero sin voz, solo a través de gestos. En la segunda parte es al revés. Se repite la acción igual que en la primera parte, solo que en esta ocasión sí se escucha qué pasa en la sala de espera mientras que la acción está silenciada en el despacho del director. «Requiere una gestualida­d exacta y eso es lo que más ha costado de todo el proceso creativo», indica Lluís Elías, director de la obra que fue miembro de la compañía Els Joglars de 1988 a 2007.

«La dramaturgi­a es una auténtica obra de marqueterí­a, un ‘trencadís’ de Gaudí», resalta Elías respecto a un montaje que ha supuesto todo un reto escénico. «Tener a los cuatro actores en escena en un espacio relativame­nte pequeño y tener el público a ambos lados ha requerido de un trabajo muy minucioso».

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Guillem Medina Una escena de ‘Angle mort’, cuya escenograf­ía divide el espacio en dos .

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