El Periódico - Castellano

El verso, la prosa y el tuit

La principal baza de Biden es que no es Trump, pero no cabe esperar un giro radical en la fase ensimismad­a que vive Estados Unidos

- JOAN CAÑETE BAYLE Joan Cañete Bayle es subdirecto­r de EL PERIÓDICO y excorrespo­nsal en Washington

Traumatiza­do como está el mundo después de los cuatro años de Donald Trump y la forma con la que ha acabado su presidenci­a, es muy difícil no caer en el wishful

thinking (pensamient­o ilusorio), o peor, en el pensamient­o mágico a la hora de hablar de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. Las esperanzas depositada­s en el veterano político son proporcion­ales al marasmo que deja tras de sí Trump: siderales. El pensamient­o ilusorio dice que con Biden Estados Unidos se sentará de nuevo a la mesa del multilater­alismo; que ahora sí que sí se luchará contra la emergencia climática porque Washington regresará a París; que se acabará el drama migratorio en la frontera con México; que Estados Unidos volverá a ser un socio fiable junto al que trabajar en el progreso del mundo; que Kamala Harris es el impulso final para la igualdad entre hombres y mujeres; y para reconocer que la diversidad es una de las grandes fortalezas de este mundo globalizad­o del siglo XXI.

Ojalá. I wish.

La realidad, como ya aprendimos al presenciar al verso de Barack Obama estrellars­e contra el muro de prosa de Washington, es mucho más compleja. Lo mejor que puede decirse de Biden es que no es Trump. Y ya es mucho, dada la situación que debe afrontar el nuevo presidente: una pandemia desbocada, una profunda crisis económica y un país profundame­nte dividido hasta extremos muy peligrosos para la convivenci­a, como el asalto al Capitolio demostró. Tres agudas crisis que justifican que el foco primordial de esta administra­ción sea el doméstico.

La tensión entre aislacioni­smo e internacio­nalismo (o intervenci­onismo) es consustanc­ial a la historia de Estados Unidos. La administra­ción de Trump en muchos aspectos ha sido disruptiva. Pero en otros ha entroncado con la pulsión nativista y aislacioni­sta siempre presente en la compleja personalid­ad estadounid­ense. Biden, ante todo un hombre de consenso, del establishm­ent, que aspira a ser el presidente de todos los estadounid­enses, buscará el punto medio entre esas dos tendencias, con un plus de «América, primero» a causa de la grave situación interna que vive el país en varios frentes. No es realista esperar un giro de 180º respecto Trump. En la gestión del ya expresiden­te siempre hubo que diferencia­r entre lo que decía (tuiteaba) y lo que hacía, entre el ruido y la furia y las políticas, igual de tóxicas en muchos casos. En lo formal, Biden devuelve a Estados Unidos al lugar de donde no debería haberse movido. En las políticas, sobre todo en materia exterior, más allá de alguna decisión simbólica muy rápida, no son de esperar giros radicales. No es Biden ese tipo de político, no lanzará una guerra arancelari­a pero China y EEUU no van a convertirs­e mañana en los mejores amigos .

En política exterior, su primer trabajo debe ser recuperar la confianza de los socios abandonado­s o desplantad­os, que ya no ven a EEUU como un aliado fiable. Trump demostró que los acuerdos que firma Washington pueden ser papel mojado, de París al tratado nuclear con Irán. Una vez rota, es muy difícil recuperar la confianza. Dejar de inspirar a la extrema derecha de todo el mundo, de Orban a Bolsonaro, sería un primer paso importante. Pero Biden necesitará bastante más que un cambio de formas para recoser los lazos que Trump incendió. Lo primero, que realmente tenga la voluntad de recoserlos todos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain