Fichajes de invierno
Quien sigue el mundo del fútbol sabe que cada temporada hay dos periodos estipulados para poder fichar: el verano y el invierno. En verano se incorporan los jugadores supuestamente de primer nivel y los llamados cracks que, para sorpresa de directivos, técnicos y aficionados, en más de una ocasión se convierten en fiascos. Al llegar el invierno, sea por lesiones, urgencias varias o supuestas gangas, se fichan jugadores considerados de segunda o más bien mediocres. Y la realidad confirma que, salvo casos muy excepcionales, suelen ser malas inversiones tanto desde el punto de vista deportivo como económico. Las operaciones siempre giran en torno al potencial económico de los clubs, de su capacidad de endeudamiento, del cuerpo técnico y, a veces, de las manías de algún presidente iluminado. También entran en acción los tejemanejes de los intermediarios para colocar la mercancía, es decir, al jugador.
Los fichajes de Lorena Roldán por el PP y de Anna Grau por Ciudadanos me han hecho pensar en el mercado de invierno del mundo del fútbol. Ignoro si las negociaciones han sido directas o mediante representante; lo que sí tengo claro es que, en ambos casos, el rendimiento no justificará la inversión. Si se produce un descenso de categoría en forma de desastre electoral, un traspaso a final de temporada es más que probable. Por cierto, en el peor de los casos, si no hay ofertas en el mercado, siempre pueden colgar las botas.