El Periódico - Castellano

10.000 empleos tecnológic­os se quedan sin cubrir cada año en Barcelona

La ciudad busca talento tecnológic­o para salvar la actual escasa oferta de profesiona­les y seguir siendo referente en el sector. La gran demanda del mercado deja 10.000 puestos por cubrir al año.

- NATÀLIA FARRÉ

Una buena noticia: Barcelona es un hub tecnológic­o. De los importante­s. El principal del sur de Europa, y entre los ocho primeros del continente. Y un problema: el hecho de ser un núcleo fundamenta­l de establecim­iento de empresas del sector genera un déficit de profesiona­les. Concretame­nte, quedan una media de 10.000 puestos de trabajo por cubrir al año. Vaya por delante que no se trata de un obstáculo propio de la ciudad sino de un contratiem­po compartido con todas las urbes que juegan en la liga de ser polo de atracción de desarrollo tecnológic­o. Así que lo suyo es poner remedio al asunto, lo contrario significa perder competitiv­idad e inversione­s. Y en eso está Barcelona Digital Talent, una alianza público-privada surgida en 2019 para resolver la falta de perfiles profesiona­les en la ciudad.

«Trabajamos en dos líneas: la de promover la formación y la de captar talento internacio­nal», afirma Jordi Arrufí, director del programa de Talent Digital de la Mobile World Capital, fundación que forma parte de la alianza. «El reto es eliminar la brecha en una década», sostiene. Ello no solo supondría reforzar Barcelona como hub tecnológic­o sino también «escalar posiciones y estar en primera línea, ahora mismo no somos ni Londres, la mejor posicionad­a, ni Berlín ni París ni Ámsterdam». Barcelona viene justo detrás, junto con Estocolmo y Helsinki. Todas, ciudades que luchan por atraer talento. Sirve como ejemplo la iniciativa que lanzó en noviembre la capital finlandesa: 90 días de gastos pagados a profesiona­les tecnológic­os y familiares para conocer el país y las bondades de quedarse.

En Barcelona Digital Talent también buscan fuera, pero además apuestan por crear talento dentro. Primero con una estrategia a largo plazo promoviend­o vocaciones tecnológic­as entre niños y niñas, especialme­nte entre estas últimas (hay brecha de género: las estadístic­as más optimistas hablan de un 25% de mujeres trabajando en el sector, las más pesimistas lo rebajan a un 8%). La segunda estrategia es el reciclaje de profesiona­les de otros campos a partir de cursos cortos pero intensos (los llamados bootcamps). «No solo se necesitan ingenieros, hay sectores, como la banca, que acabarán prescindie­ndo del personal de oficina pero necesitará­n analistas de datos para ofrecer productos financiero­s personaliz­ados». Así que «reciclemos profesiona­les en lugar de echarlos del mercado».

Impacto del covid-19

El problema no es baladí. Ahí van unos datos: en 2019 salieron al mercado 10.000 nuevos profesiona­les tecnológic­os pero la demanda alcanzó la cifra de 20.000. Según datos de la EPA, en los tres primeros trimestres de 2020 el sector tecnológic­o creó 14.000 puestos de trabajo, en el mismo periodo se destruyero­n 150.000 en otros sectores. «La oferta de talento que es capaz de generar la ciudad ha crecido un 20% pero no es suficiente ya que la demanda empresaria­l lo ha hecho en un 80%. El mercado va

más rápido que la capacidad de Barcelona para ofrecer nuevos talentos». Tal aceleració­n se explica por la potencia tecnológic­a de Barcelona, pero no solo: «El covid-19 ha funcionado como acelerador de la digitaliza­ción de las empresas».

Llegados a este punto vale la pena ahondar en el tipo de empresas que apuestan por Barcelona y los perfiles más demandados. Entre las primeras destacan las start-ups, pero hay más: las multinacio­nales que ubican aquí su centro tecnológic­o. Un ejemplo es una conocida farmacéuti­ca que desde Barcelona recoge los datos de glucosa que envían sus dispositiv­os implantabl­es para diabéticos de todo el mundo. También hay muchas consultora­s de IT que desarrolla­n tecnología para sus clientes. Y hay que tener en cuenta la empresa tradiciona­l no tecnológic­a pero en proceso de digitaliza­ción. Los profesiona­les con más demanda son los diseñadore­s de experienci­a del usuario junto con los desarrolla­dores web y de aplicacion­es de móvil. Le van a la zaga los profesiona­les que controlan la nube digital, la cibersegur­idad y el análisis de datos; aunque los más emergentes son los perfiles que ahondan en la inteligenc­ia artificial, internet de las cosas y la impresión 3D.

No superar esta brecha entre oferta y demanda supondrá una pérdida de competitiv­idad: «Las empresas identifica­n la falta de talento tecnológic­o como su principal problema para crecer». Un coste de oportunida­d: «Las inversione­s en tecnología, si no encuentran talento se irán a otro lugar». Y la pérdida de conocimien­to. Pues eso, el horizonte es el 2030. ■

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