Más de 30 muertos en un doble ataque suicida en Bagdad
El atentado, en un mercado de ropa, causa más de 100 heridos y lleva el sello del EI
Al menos 32 personas murieron ayer en un doble atentado suicida en el centro de Bagdad, la capital de Irak. El ataque ocurrió en un mercado de ropa de segunda mano, y dejó también más de 110 heridos. Muchos de ellos, según la policía iraquí, estaban ayer en estado crítico, con lo que la cifra final de muertos podría ser mayor.
Por el momento, nadie ha reclamado aún la autoría del atentado, que, sin embargo, sí lleva una marca clara. Este tipo de ataques los lleva a cabo el Estado Islámico (EI), que fue derrotado militarmente en Irak en 2017 –con la reconquista de Mosul y la persecución de los militantes del grupo hasta la frontera con Siria–. Sin embargo, el EI no ha desaparecido del todo en la región: tanto en territorio sirio como iraquí, los yihadistas siguen escondidos en células durmientes en las ciudades y, sobre todo, en zonas rurales de ambos países. Desde allí, montan emboscadas constantes contra las fuerzas de seguridad.
Un 2020 convulso
Pero hacía meses que no atacaban Bagdad ni las grandes ciudades de Irak, de donde habían sido, según el Gobierno, erradicados. Desde 2019, no había habido ningún atentado suicida en la capital, y menos de esta magnitud. Sin embargo, la ciudad no se libró de vivir un 2020 convulso al extremo.
En enero del año pasado, fue asesinado el general iraní Qasim Soleimani en un bombardeo estadounidense en el aeropuerto de Bagdad. Tras ese ataque, y durante varios meses, las milicias proiranís del país, las Unidades de Movilización Popular (UMP), dispararon cohetes y morteros en varias ocasiones contra la zona verde de la ciudad, el recinto cerrado y ultraprotegido donde están la mayoría de embajadas extranjeras y edificios gubernamentales. Su objetivo era la embajada de EEUU.
Pero sin duda lo que más marcó 2020 fueron las protestas multitudinarias que sacudieron el país durante todo el año. Cientos de miles de personas, sobre todo jóvenes, salieron a las calles a reclamar un sistema político más justo y menos basado en el sectarismo. Este sistema impera en Irak después de la invasión de EEUU de 2003. La presión forzó al Gobierno iraquí a dimitir en bloque –este año habrá elecciones, en principio–, pero eso no impidió que las protestas fuesen respondidas con violencia extrema: en muchos casos, la policía usó fuego real.
Irak contiene el aliento esperando dejar atrás una década de violencia, sectarismo y extremismo. El atentado de ayer recuerda que 2021 no lo pondrá fácil.
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