La FIFA entra en guerra contra la Superliga europea
El máximo organismo internacional se ha aliado con las confederaciones para amenazar a los clubs y a los jugadores con vetarles de sus competiciones.
Los llamados rectores del fútbol no se han quedado de brazos cruzados a la espera de que se forje la Superliga europea. La competición privada que planean los gigantes del fútbol continental va sumando adversarios y voces críticas, pero posiblemente nunca hasta ahora había encontrado un frente común tan resuelto y poderoso.
La FIFA, en alianza con las seis confederaciones del mundo, incluida la UEFA, divulgó ayer una carta en la que expresaba su firme oposición a la NBA del fútbol en ciernes. La misiva iba incluso más allá y lanzaba una inequívoca amenaza: todos aquellos clubs y jugadores que participen en la susodicha competición quedarán excluidos de las citas que organizan los organismos del fútbol.
Con esta declaración, los mandatarios hacen rehenes a los propios futbolistas. Cualquiera que juegue con su club en la Superliga no podrá participar en un Mundial o en la Eurocopa. Sus ambiciones personales -jugar un Mundial suele cotizar alto entre los grandes cracks- quedan encajonadas en la disputa que se avecina entre FIFA y UEFA frente a la élite de los clubs.
Respaldo de Tebas
Las conversaciones entre las entidades continentales más nobles alrededor de una competición que suplante a la Liga de Campeones y les proporcione mayores ingresos llevan años tejiéndose, pero en los últimos tiempos parece haber cogido impulso. Josep Maria Bartomeu se despidió de la presidencia del Barça aceptando la invitación a formar parte del torneo. Esta semana Florentino Pérez, reconocido como uno de los impulsores del proyecto, se reunió con Andrea Agnelli, de la Juventus, para abordar el tema. Encima, The Times divulgó ayer un borrador de cómo se plantea la Superliga. Todo ello parece haber motivado la contundente misiva de la FIFA y las confederaciones, que encontró rápido respaldo en Javier Tebas, presidente de la Liga y uno de los más públicos y constantes opositores a la idea. «La FIFA sabe el daño que este proyecto haría al ecosistema del fútbol actual», dijo.
Según el borrador del diario inglés, la Superliga se disputaría en dos grupos de 10, con partidos de ida y vuelta, y los cuatro primeros equipos de cada grupo se enfrentarían en cruces hasta la final. Hay 15 clubs como fundadores, seis de ellos ingleses y tres españoles, tres italianos, dos de Alemania y uno de Francia. Habría invitaciones para otros cinco.
Detrás se encontraría el banco de inversiones JP Morgan Chase que aportaría 3.500 millones a los 15 clubs para infraestructura o cubrir pérdidas por el covid. Solo por participar, recibirían otros 350 millones . Habría que sumar ingresos por televisión o patrocinio. Se estima un pastel de 700 o 800 millones por club. Mucha tentación que la FIFA quiere evitar.