«El Barça es el equipo más en forma de Europa, peleará por todos los títulos»
En Belgrado soy feliz, aprecian mis cualidades, las de un base que hace jugar al equipo» «Jasikevicius ha sido el mejor base de los últimos 15 años. He intentado aprender de él»
Desde diciembre, el Estrella Roja de Belgrado cuenta con Quino Colom (Andorra, 1988), campeón del Mundo con la selección española en China, que ha construido su carrera fuera de la ACB.
Con el regreso de Davies y Mirotic, el Barça visita hoy la cancha del Estrella Roja de Belgrado (19.00 horas). Desde diciembre, el cuadro serbio cuenta con Quino Colom, que buscó una vía de salida del Valencia Basket, marginado en La Fonteta, donde no llegó a jugar ni un solo minuto esta temporada.
— Tras tres meses en blanco en València, ¿Qué tal le ha sentado su vuelta a las canchas en Belgrado?
— Muy bien. Volver a jugar es un plus. Y este con diferencia es el sitio donde he estado en el que más entienden de baloncesto, y reconocen y aprecian mis cualidades, las de un base que haga jugar al equipo. Así que me siento feliz de cómo me van las cosas.
— La plantilla cuenta con gente de primer nivel, pero le falta regularidad. Lograron ganar en Madrid y luego perder de 20 en València.
— En los cuatro últimos partidos, el equipo está jugando mucho mejor, se están notando los cambios con la llegada del nuevo entrenador, Dejan Radoncic. Solo pinchamos en València. Pero hemos ganado a Panathinaikos, en Madrid... El equipo ha acusado también la baja de Loyd por covid, y ahora cuando vuelva nos dará un plus importante. El objetivo es ganar la ABA (Liga Adriática), que es la que nos garantiza volver a la Euroliga.
— Hoy reciben el Barça. ¿Cómo valora al equipo azulgrana?
— Llegan en muy buen momento. Posiblemente es el equipo más en forma de Europa y estará en la pelea por todos los títulos. En nuestra pista estamos jugando a un buen nivel, pero creo que somos uno de los equipos más perjudicados por la ausencia de aficionados.
— Usted ha asegurado alguna vez que Jasikevicius era uno de sus referentes.
— Es el base con el que más he disfrutado. Físicamente no era un portento, pero entendía muy bien el juego, tiraba, pasaba. En Europa ha sido el mejor base de los últimos 15 años y yo he intentado copiar cosas y aprender de él. Con él, el Zalgiris ya jugaba muy buen baloncesto y el Barça está más sólido cada día que pasa. Se nota su mano.
— Mucha gente no entiende qué le pasó en València. Después de una primera temporada bastante buena en esta dejó de contar para el entrenador.
— He pasado página. Estoy contento con el Estrella Roja. Pero fue un poco frustrante y la verdad es que no le encuentro mucha explicación a todo lo que pasó. Son decisiones que se toman y que, como no dependen de uno, solo queda aceptarlas, aprender de los errores e ir a por lo siguiente.
— ¿Ha quedado alguna herida por cerrar?
— Al final todo son etapas. Yo me quedo con los buenos amigos hechos y también con los recuerdos y momentos vividos. No hay que olvidar que estuvimos a un tiro de la final, que peleamos las semis de la Copa y que estuvimos también en la lucha de la Euroliga. Fue una lucha bonita y todas esas experiencias cuentan.
— No parece lógico que uno de los bases de la campeona del mundo no tenga sitio en la ACB.
— Sí, pero son cosas que pasan. Al final, uno ha de estar donde lo quieran. Estos últimos años me han demostrado que los equipos en el extranjero me quieren. Y en la ACB, al margen del Bilbao, mis experiencias tampoco han sido muy buenas. Son cosas a las que te lleva la vida y solo puedo estar contento porque en Belgrado hayan apostado por mí.
— Belgrado ahora, antes Estambul con el Bahçeşehir, y Kazán. Es usted un globertrotter .
— ¡Quién lo diría! Siempre había hablado con mi familia que la idea era quedarse en España, pero la vida me ha llevado por otros sitios y, al final, la experiencia ha sido buena. Eso me ha ayudado a abrir la mente y también a comprobar que en otros lugares también he sido muy feliz.
— Pocos jugadores españoles se aventuran fuera. Usted es una excepción. ¿Eso marca el carácter?
— Creo que sí. Hay que atreverse también porque conozco muchos más casos en sentido contrario: jugadores que no quieren irse por ninguna razón de España. Va un poco con el carácter. He tenido mucha suerte también con mi mujer, que siempre me ha apoyado. A Rusia vino con una sonrisa y aquí, en Belgrado, estamos muy bien con las dos niñas, que aún son pequeñas (dos años y medio y nueve meses).
— ¿Envidia, en ese sentido, a su hermano Guillem, que juega para el Morabanc Andorra?
—Yo estoy feliz por él. Hemos competido entre nosotros mucho y poder estar los dos a un nivel alto es un orgullo para mi padre, que jugó en Primera B y acabó en el Andorra, y para mi madre, que también practicó el deporte.
— Esta temporada no estaba jugando en València, pero Scariolo volvió a apostar por usted en las ventanas de la selección. ¿Su vida sería otra sin él?
— El tema de la selección me ha ayudado mucho en mi carrera. Está claro que he aportado cosas. Pero Scariolo ha mostrado una confianza en mí muy grande. Cuando ganas, el final del camino es espectacular, con el oro en el Mundial, pero lo que me queda también es el camino, cuando nadie creía en el equipo, en la clasificación de las ventanas. Esa etapa de la selección es de lo que más orgulloso me siento en mi carrera.