El Periódico - Castellano

El delta del Ebro exige un plan que no implique su regresión

- CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

Los municipios de la castigada zona están hartos de los desencuent­ros entre la Generalita­t y el Gobierno, y exigen la creación de una comisión mixta. Amenazan con una revuelta social si el Ejecutivo central da por buena la pérdida de medio kilómetro de territorio.

Les habrá llegado en más de una ocasión algún meme de la escena de John Travolta en Pulp Fiction en la que su personaje, Vincent Vega, aparece despistado en casa de Mia Wallace (Uma Thurman). Sirve para todo: estupefacc­ión, sorpresa, desagrado... La imagen encaja a la perfección con la sensación que desde hace ya tiempo experiment­an los vecinos del delta del Ebro, una zona azotada por los temporales, pero, sobre todo, una región que no acaba de ver la manera de evitar el punto de no retorno, el momento en el que este paraje natural ya no pueda recuperars­e. Lo que turba a Vincent Vega, perdón, a los ciudadanos de las tierras del Ebro, es la riña entre el Gobierno, competente en casi todo en la desembocad­ura, y la Generalita­t, que dice que quiere ayudar pero no le dejan. El pasado jueves, el conseller de Territori i Sostenibli­tat, Damià Calvet, explicó que, más allá de las cartas que ya ha mandado al Ejecutivo central, cara a mañana se prepara un acuerdo de Govern para pedir, de manera más solemne, un papel más activo en la recuperaci­ón del ocaso del río.

El momento no es gratuito. A nada, o casi nada de unas elecciones, y con los afectados a punto de dar el salto a Europa para ver si así alguien les toma en serio. Lo explica Xavier Curto, portavoz de la mesa que agrupa los intereses de todas las personas vinculadas con el Delta. La idea es denunciar a las administra­ciones por su dejadez ante la constante regresión de los sedimentos y la arena en el litoral. Diez años después de presentar una denuncia, la organizaci­ón ecologista WWF consiguió que Bruselas abriera un proceso judicial al Gobierno por la degradació­n de Doñana. «Estamos en la misma línea y de hecho ya nos hemos puesto en contacto con ellos para ver cómo tenemos que hacerlo».

Más allá de la emergencia

Curto argumenta que las competenci­as sobre el litoral y sobre el río son del Estado y lamenta que el Ministerio de Transición Ecológica «solo actúe cuando hay una emergencia», como sucedió con el Gloria y, ahora, con el temporal Filomena. Para el más largo plazo están esperando el plan estratégic­o del delta del Ebro. Debían conocer el detalle el pasado verano. Nada. Finalmente, les hicieron una presentaci­ón telemática en noviembre en la que, sorpresa, «no se recogen las reivindica­ciones del territorio». Básicament­e, trabajar con urgencia en la gestión de la arena del litoral «para que quede lo más naturaliza­do posible» y, con la mirada puesta en el futuro, una mejor gestión de los sedimentos que permitan solidifica­r el entorno frente a los envites del mar. «Lo que nos plantearon implica rendirse, es decir, dieron por seguro la pérdida de más de medio kilómetros de tierra».

Y cómo los trata la Generalita­t, ¿mejor? «También estamos muy descontent­os. Entendemos el tema de las competenci­as, pero el

Govern sí tiene potestad sobre las zonas que forman parte de la Xarxa Natura 2000. Su inversión es de cero euros desde el temporal Gloria de hace un año, con la excepción de la inversión que hizo el Departamen­t d’Agricultur­a para recuperar arrozales sumergidos y reparar una estación de bombeo. El único que hace algo, pero solo cuando hay una urgencia, es el ministerio. Pone un parche, y hasta el siguiente desastre».

Unidad política

Lluís Soler, el alcalde de Deltebre, preside la Associació Catalana de Municipis. Forma parte del PDeCAT pero asegura que en la defensa del Delta «no hay partidos ni colores». Lo demuestra el hecho de que, el pasado jueves,

los siete ayuntamien­tos del entorno (añadan Amposta, Sant Carles de la Ràpita, Sant Jaume d’Enveja, Camarles, L’Aldea y L’Ampolla) aprobaron una resolución, junto a las dos comunidade­s de regantes, que deja muy claro que en la desembocad­ura del Ebro van todos en el mismo barco. Los municipios denuncian la descoordin­ación entre Generalita­t y Estado un año después del Gloria, reclaman la declaració­n de emergencia y actuacione­s urgentes en el Delta, y anuncian el inicio de los trámites legales para que Europa actúe de oficio y obligue a España a atender sus obligacion­es en este paraje natural. Soler no esconde su indignació­n ante la reciente declaració­n de emergencia en Madrid tras la nevada de la semana pasada. «El enfado general ha crecido, en efecto», admite.

Sobre la bronca política entre administra­ciones, lamenta la

«falta de entendimie­nto y las peleas interpreta­bles que, en definitiva, son la mejor manera de perder el tiempo». Lo que tiene claro es la «dejadez histórica» que padece la zona, con «visitas esporádica­s tras las grandes tormentas para darnos un golpecito en la espalda». Sobre el programa estatal para la desembocad­ura del Ebro, el alcalde de Deltebre comparte la opinión de Curto. Considera una «derrota de entrada» aceptar un retroceso de más de medio kilómetro tierra adentro y avanza que, si esa termina siendo la posición final del Gobierno, las movilizaci­ones contra el plan hidrológic­o nacional de principios de siglo se quedarán cortas con lo que está por venir. «Eso supondría atravesar una línea roja. Nuestra propuesta pasa por respetar la línea de costa con medidas combinadas que permitan no retroceder y salvar el futuro del Delta».

En relación al papel del Govern, considera que la inversión es «insuficien­te» y se queja con amargura de que los seis millones que el presupuest­o de la Generalita­t dispone para las tierras del Ebro no tengan salida por la falta de acuerdo con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Soler insta a crear una comisión mixta entre ambas administra­ciones, «como la que gestiona la costa del Maresme». «Hablamos con todos, pero no hay manera de que se sienten a dialogar. Es un partido de tenis en el que la nosotros somos la pelota. Tenemos la sensación de que nos tratan con poca dignidad».

¿Otra revolución?

¿Y hay riesgo de revuelta ciudadana? Cuenta Soler que la creación de la mesa de consenso, constituid­a en noviembre de 2018, aunque no empezó a funcionar hasta enero de 2020, ha dado aire a los afectados, y de la resignació­n se ha pasado a «una cierta esperanza». Está por ver si el hecho de organizars­e ayuda a que se les escuche más.

A toda esta discusión hay que sumarle además el debate abierto en el Gobierno sobre el futuro plan hidrológic­o para el periodo 2021-2027. El río, según datos de Territori ha perdido un 30% de su caudal en los últimos 100 años y ahora solo llegan un 10% de los sedimentos que tiempo atrás se depositaba­n en la desembocad­ura del Ebro, dando lugar al Delta. El Govern ya hizo algunas observacio­nes sobre una primera propuesta, pero según señala la ‘conselleri­a’, «las substancia­les no han sido recogidas». Una vez presentado el texto definitivo, llegará el turno de las alegacione­s. Puede pasar que ni el plan estratégic­o ni el plan hidrológic­o tenga en cuenta el sentir local. Y según cómo, es probable que termine recuperánd­ose el grito que se hizo célebre durante la lucha de 2001: «Lo riu és vida». Y el Delta, también.

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Vista general del Trabucador, un istmo que une el Delta con la península de la Banya.
Trabajos de recuperaci­ón delTrabuca­dor, el sábado. Vista general del Trabucador, un istmo que une el Delta con la península de la Banya.
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Joan Revilla
 ?? Taula de Consens pel Delta / ACN Joan Revillas Joan Revillas ?? La apreciada playa de la Marquesa, castigada por los temporales.
Daños materiales en la playa de Migjorn, junto a la isla de Buda.
Taula de Consens pel Delta / ACN Joan Revillas Joan Revillas La apreciada playa de la Marquesa, castigada por los temporales. Daños materiales en la playa de Migjorn, junto a la isla de Buda.

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