El Periódico - Castellano

Un marco legal ajeno a la pandemia

Ningún partido ha presentado alguna proposició­n de ley para adaptar la norma a los problemas sanitarios. El Gobierno tampoco ha activado sus compromiso­s sobre la regulación de los comicios.

- MIRIAM RUIZ CASTRO

La última vez que uno de los grandes partidos pidió reformar la ley electoral española (LOREG), nadie llevaba mascarilla. Justo antes de que estallara la pandemia, el PP abogó por cambiar el texto para que los «prófugos de la justicia» no pudieran ser candidatos. «Y que así [Carles] Puigdemont no pueda presentars­e a las elecciones catalanas cuando se convoquen», dijo Pablo Casado. En esas mismas fechas, ERC registraba una iniciativa para ampliar el derecho de voto a los mayores de 16 años.

Desde entonces, y pese a que el coronaviru­s ha evidenciad­o los problemas para asegurar el sufragio activo en tiempos de distancia social y cuarentena­s, solo se ha registrado una iniciativa en el Congreso para reformar la norma. Lo hizo también ERC a finales de 2020, pero no para solucionar los nuevos problemas que plantea la pandemia, sino otro que arrastran los electores en el extranjero desde hace diez años: eliminar el voto rogado.

Propuestas en el cajón

El virus fue instaurand­o su nueva normalidad en todos los aspectos de la vida, también en la celebració­n de los comicios: gallegos y vascos tuvieron que aplazar la cita con las urnas, poniendo sobre la mesa la necesidad de reformar una ley electoral que no contempla suspender o posponer elecciones y que apenas ha sido retocada en sus 35 años de vida. Nueve meses después, Catalunya se enfrenta a la misma situación sin que ningún grupo parlamenta­rio haya puesto en marcha ninguna proposició­n de ley para solucionar este problema: ni reforma exprés para incluir aplazamien­tos por crisis sanitarias, ni cambios de mayor calado, como impulsar el voto telemático.

La única iniciativa en este sentido lleva las firmas de Joan

Baldoví (Compromís) e Íñigo Errejón (Más País), que el pasado julio llevaron al Congreso una proposició­n no de ley para instar al Gobierno a que presentara, entre septiembre y diciembre, una reforma de la LOREG que recogiera situacione­s como enfermedad o incapacida­d que dificulten el voto. La medida, según pidieron ambos diputados, debería incluir el voto electrónic­o, periodos extraordin­arios de voto por correo, «urnas volantes» y un mecanismo de aplazamien­to. Ni siquiera se ha debatido.

El Gobierno tampoco ha llevado a la Cámara baja ningún proyecto de reforma a lo largo de

La última iniciativa de reforma fue del PP para que Puigdemont no fuera candidato

El Congreso obvió la idea de Compromís y Más País de facilitar el voto a enfermos e impedidos

esta legislatur­a, a pesar de que desde la Unión Europea pedían ya el pasado octubre que las normas para aplazar elecciones se establecie­ran «en la Constituci­ón o en una ley orgánica», como la LOREG.

Entre los compromiso­s del Ejecutivo de coalición formado por el PSOE y Podemos figuran reformar la ley para eliminar el voto rogado, establecer listas cremallera, buscar una fórmula electoral más proporcion­al, así como ampliar el derecho de voto a los mayores de 16 años. De momento, todo esto también ha quedado en nada.

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