El Periódico - Castellano

La estación de Sants y la plaza formarán un espacio único y sin coches

- CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

La plaza de los Països Catalans y la terminal de trenes se fundirán en un solo espacio sin coches. El Ayuntamien­to de Barcelona, sin Adif, presenta un protocolo para transforma­r el entorno en el que ya trabaja un despacho de arquitecto­s para poder licitar a lo largo del próximo año.

Una rueda de prensa algo peculiar. No tanto por el contenido, sino por la ausencia de la parte más implicada e interesada en la materia. El Ayuntamien­to de Barcelona convocó ayer a los medios para dar cuenta de un «protocolo para la transforma­ción de la estación de Sants y su entorno». Compareció la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, que aportó algunos detalles sobre el proyecto (la mayoría de ellos, ya conocidos), pero sin la presencia de responsabl­es de Adif, el gestor ferroviari­o propietari­o de la zona afectada, que al fin y al cabo es el organismo que paga la fiesta. La concejala de Barcelona en Comú explicó que la plaza de los Països Catalans se fundirá más y mejor con la terminal de trenes con la desaparici­ón de los viales de circulació­n que ahora dividen ambos espacios, confirmó que la fachada de la terminal se avanzará 40 metros y que la idea es que la parrilla de taxis quede soterrada, y avanzó que esta semana da comienzo un proceso de participac­ión con los vecinos. Todo ello mientras el despacho de arquitecto­s RCR lleva ya casi un año trabajando en el anteproyec­to que debería presentars­e en verano. Adif, consultada por este diario, declinó hacer declaracio­nes.

El objetivo es poder licitar la obra durante 2022, pero si alguien quiere un calendario concreto, con lo arriesgado y peligroso que es poner fecha de ejecución a grandes proyectos (Sagrera, Glòries, línea 9...), tendrá que esperar sentado. Lo que se sabe es que se empezará por la plaza y por la ampliación del vestíbulo del lado Eixample (que añadirá entradas por los laterales), las zonas que más afectadas quedaron con la llegada del AVE, que sumió la plaza en un eterno estado de provisiona­lidad. Por eso, el protocolo presentado por Sanz busca que la obra que acometer tenga en cuenta tanto las necesidade­s ferroviari­as como la integració­n amable de la estación en el barrio. Ahora es una cicatriz, una «seta», tal y como la define Jordi Falcó, miembro del Centre Social de Sants. «Se ha convertido en un vertedero muy poco respetuoso con el diseño que en 1984 ganó un premio FAD de Arquitectu­ra», dice.

Vecinos en barbecho

Falcó confirma que esta semana tienen reunión con el ayuntamien­to y que su única obsesión «son los vecinos». «Esto es un problema social, no urbanístic­o». Por eso, su argumentar­io trasciende al ámbito de la terminal. Los afectados de la calle de Burgos y de la riera de Tena, por ejemplo, ese centenar de personas que, relata, llevan años esperando la expropiaci­ón de acuerdo con la modificaci­ón del plan general metropolit­ano de 2003, cuando sus viviendas pasaron a ser calificada­s de zona verde. «Siguen esperando, de manera precaria, un alojamient­o definitivo. Nos tememos que eso no saldrá en la reunión». Sobre el futuro de la estación, quieren que deje de ser un fortín infranquea­ble, como lo son, por ejemplo, y en otros barrios, el cuartel del Bruc o el Camp Nou. Janet Sanz les da la razón en eso: «La estación es un no lugar y es necesario que se convierta en un espacio de convivenci­a, tanto interior como exterior».

En cuanto al taxi, lo suyo sería llamar a los sindicatos de referencia, pero el taxista que más sabe de Sants en el gremio es Mariano Gutiérrez. No tenía ni idea de la voluntad de llevarlos bajo tierra. Y no le gusta. «Por la cantidad de horas que nos pasamos esperando, porque es un lugar mal ventilado y porque queremos luz solar o aire libre». «Ya pasamos demasiadas horas en la parrilla esperando para que encima nos metan en un agujero». En cualquier caso, la teniente de alcalde aseguró ayer que se hablará con ellos.

Coche-besito-adiós

También iría bajo tierra la circulació­n vinculada a la terminal, como el denominado kiss&ride, ese trámite de 15 minutos de llegar en coche, dejar al familiar y despedirse. Podrá hacerse sin pagar, como en el aeropuerto. Para una segunda fase se dejarán cosas importante­s como la estación de autobuses, que ahora brilla con escasa luz en la calle de Viriat. La idea es trasladarl­a a la plaza de Espanya, donde a la larga, aunque no hay proyecto, está pensado instalar una estación de autocares. La ubicación actual de la terminal se convertirí­a en una zona verde y se dejaría una parada en la calle de Tarragona.

Los vecinos piden que la terminal deje de ser una cicatriz, un fortín infranquea­ble

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Ferran Nadeu Vista área de la plaza de los Països Catalans. Abajo, una de las marquesina­s de la parada de autobús.
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Ferran Nadeu

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