No solo mata el virus
Ha muerto mi madre. Era una persona sana, ya mayor, sí, pero vital, que iba cada día al bar con sus amigas a charlar, al supermercado a comprar, hablaba con uno u otro, a todos saludaba y todos la saludaban. Era una persona muy conocida y popular en el pueblo donde vivía, y ella era feliz charlando con unos y otros. Pero al inicio del confinamiento, y con las noticias cada vez más alarmistas de las televisiones y radios comenzó a salir a la calle. Cayó. Un confinamiento que impidió relacionarse, que impidió salir; impidió vivir con sus pequeñas actividades y con miedo. El covid no ha matado a mi madre. Era una persona terriblemente fuerte y sana, la mataron las medidas impuestas. Murió en casa y no abandonada, este es el único consuelo que la familia tenemos. Las medidas impuestas se han hecho sin valorar las necesidades vitales de mucha gente. Quizá el virus mata, pero también los confinamientos, y el miedo, son causa de dolor, de muerte y de patologías que se podrían evitar con unas medidas más adaptadas a la población.
No era necesario confinar, no hay que provocar tanto miedo, simplemente educar y explicar de una manera menos alarmista. Porque sé que muchas muertes de covid no han tenido como causa el virus, sino las condiciones precarias de muchas personas que viven este país. Quizá los gobiernos se han quedado tranquilos con las medidas, pero han hecho daño a mucha gente.