COLECTIVOS VULNERABLES Los sintecho del coronavirus
Una quinta parte de las personas sin hogar en Barcelona han llegado a la calle durante la pandemia. La Fundació Arrels revela que el 22% de los afectados no habían dormido nunca al raso antes de marzo.
Después de la muerte, en solo ocho días, de tres personas que dormían en la calle en Barcelona, la Fundació Arrels hizo público ayer un comunicado en el que desgrana datos de la encuesta que realizó a finales de noviembre a 367 personas que dormían al raso en la ciudad para preguntarles, entre otras cosas, cómo estaban viviendo la crisis del coronavirus. El 22% de los encuestados les explicó que era la primera vez que se encontraban en situación de calle y más del 80% no había utilizado las plazas de emergencia habilitadas por el ayuntamiento.
Que una quinta parte de las personas que viven en la calle en Barcelona haya comenzado a vivir en la calle en el contexto de la pandemia no es porcentaje superior al de años anteriores; siempre que Arrels sale a hacer encuestas conoce a personas que hace poco tiempo que viven al raso, pero es un dato que, a ojos de la fundación, «pone de manifiesto que hay carencias en el sistema de prevención y protección social». «En el contexto de pandemia, el sistema ha seguido fallando a pesar de la llamada al confinamiento, y hay muchas personas que han perdido su casa y se han sumado a las personas que ya se encontraban en esta situación», denuncian.
El informe de Arrels apunta también que las personas que han empezado a vivir en la calle desde el inicio de la pandemia hace, de media, cuatro meses que están en esta situación. «Este tiempo de estancia en la calle puede parecer corto en relación a trayectorias mucho más largas, pero se traduce en un grave y rápido deterioro de la situación de la persona», alerta la entidad, que advierte de que desde su centro abierto observan desde hace meses los efectos de la crisis social vinculada al coronavirus: personas que se han quedado sin trabajo y hogar y dificultades para acceder a los servicios sociales y obtener una respuesta rápida.
Mayoría inmigrante
Ocho de cada 10 personas que han comenzado a vivir en la calle desde el estallido de la crisis del coronavirus son migradas (y un 55% de países extracomunitarios). «El contexto de crisis consolida un incremento de las personas migradas que se encuentran en situación de tener que vivir en la calle, que observamos desde los últimos años (de un 66% en 2016, a un 71% este 2020 y hasta un 78% entre las que llevan menos de nueve meses en la calle)», prosigue el informe, que subraya también que solo el 11% de las personas que viven en la calle en Barcelona les explicó que en algún momento se protegieron en los equipamientos de emergencia que el ayuntamiento abrió en marzo.
Fuera del circuito
Según la encuesta, hasta un 83% de las personas entrevistadas no utilizaron esas plazas, ya que, según indica el informe, «en su mayoría no daban respuesta a las necesidades y situación compleja de muchas personas que viven en la calle». En cambio, prosigue la nota, estas sí sirvieron para prevenir nuevas situaciones de sinhogarismo: según el ayuntamiento, un 40% de las personas alojadas no vivían previamente en la calle.
Las personas que explican que sí que accedieron estuvieron, de promedio, casi dos meses: un 37% en la Fira de Barcelona y el resto en otros espacios. Proporcionalmente han tenido más acceso a los alojamientos las mujeres que los hombres; y las personas nacidas en España también han pernoctado en mayor medida que las migradas (afirman haber accedido un 15% de españoles, un 10% de las de países comunitarios y un 9% de extracomunitarios).