El Periódico - Castellano

«La Locomotora Negra podría haber llegado más lejos, pero no éramos profesiona­les»

- ROGER ROCA

La ‘big band’ decana del jazz en Catalunya, La Locomotora Negra, se despide mañana en el Palau de la Música tras 50 años en los escenarios, de la mano del 52 Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona. El trompetist­a, cantante, maestro de ceremonias y ‘alma mater’ de la banda hace balance. — ¿Desde cuándo saben que lo dejan?

— Desde hace un par de años. En la asamblea que hacemos anualmente planteé que había que dejarlo cuando aún no diésemos pena, por decirlo de alguna manera.

— ¿Sabe si hay big bands en activo tan veteranas como la suya?

— Pues no me consta. Duke Ellington, que es nuestro referente, formó su orquesta en 1924 y murió en mayo de 1974, aunque la orquesta siguió adelante con su hijo. Y nosotros no hemos querido superar al maestro. Ni en este ni en ningún otro aspecto.

— ¿Qué era el jazz para un joven de Barcelona en los años 60?

— Había un núcleo de aficionado­s muy militantes, que sabían que estaban defendiend­o una música más intensa, de un grado superior a los boleros y las cancioncil­las que sonaban en esa época. Era una especie de resistenci­a contra el consumismo que avanzaba a través del rock and roll y otros sucedáneos.

— Ustedes eran hijos de familias con recursos. ¿Nunca se sintieron intrusos, en una música nacida de una realidad tan diferente?

— Sí, sí, pequeñobur­gueses y todo lo que quiera. Pero nuestra actitud ha sido siempre de admiración. De respeto por una gente oprimida, como son los negros norteameri­canos, que mediante su música conquistó el corazón del planeta. Y cuando hemos tenido la oportunida­d de tocar con algunos de ellos, hemos visto que valoraban que una gente tan alejada de su mundo qui

siera tocar su música. Incluso grabamos un disco con un músico negro de Alabama, Gene Connors.

— ¿Cree que La Locomotora deja descendenc­ia?

— Eso tendrían que decirlo ellos, pero creo que la Vella Dixieland, que sí se profesiona­lizó, avanzó tras la estela que abrimos nosotros. Y luego hay gente que nos cuenta que nos habían visto en concierto de pequeños, como Dani Alonso, director de la Barcelona Jazz Orquestra. Supongo que nuestras actuacione­s motivaron a músicos más jóvenes.

— ¿La divulgació­n ha sido la razón de ser de la banda?

— En los 60, el aficionado al jazz era un poco un apóstol. El núcleo original del grupo se formó a partir de las audiciones comentadas de discos que organizaba mi padre. Y esa actitud nos marcó desde el principio. Con el tiempo el jazz se ha ido arrinconan­do, convirtién­dose en una música para sabiondos. Y nuestra preocupaci­ón siempre ha sido mostrar que hay un jazz de entrada fácil pero de mucha calidad con el que la gente se lo puede pasar muy bien. En los últimos años montamos la Fundació Privada de Jazz Clàssic para que esta labor de divulgació­n siga más allá de la Locomotora.

— Artísticam­ente, ¿a qué aspiraban?

— Siempre hemos sido consciente­s de nuestras limitacion­es. Pero aspirábamo­s a revivir en la gente las mismas sensacione­s que tuvimos nosotros viendo a los grandes del jazz. No hemos querido ser creadores. Eso no. Pero sí buenos intérprete­s de este lenguaje, hablarlo de la mejor manera posible.

— ¿Y cree que lo han conseguido?

— En 2008, el crítico norteameri­cano Stanley Crouch, que estaba en Barcelona por el festival de jazz, vino al camerino a felicitarn­os durante un concierto en el Palau. «Se nota que sois aficionado­s, pero sabéis qué es el jazz y lo queréis», dijo. Puede parecer poca cosa, pero es más difícil de lo que parece.

— ¿De qué grabación se siente más satisfecho?

— Hay un disco, Originals, de temas hechos por nosotros a medida de nuestros solistas, del que me siento muy orgulloso. Y pronto saldrá La Locomotora Negra 50 anys con grabacione­s inéditas desde los los 80 hasta hoy.

— ¿Alguna espina clavada?

— En la Locomotora cada cual lo verá a su manera. Mi único pesar es que no hayamos tenido más disponibil­idad. Más tiempo de estudio individual, más tiempo para ensayar. Más tiempo para ser mejores, en definitiva. Pienso que podríamos haber llegado más lejos, pero no puedes pedir más a músicos que no éramos profesiona­les. Tomando algo de distancia, pienso que el vaso está medio lleno.

— ¿Y usted qué nota se pone como músico?

— A mí me ha faltado una formación reglada. Pero por otro lado, creo que tengo cualidades que echo en falta en músicos que son mejores que yo. Virtudes que aprendí escuchando mucha música y a gente que me aconsejó de joven, como el pianista francés Jimmy Rena, que venía al pueblo donde yo veraneaba. No he llenado el vaso, claro. Pero la mitad sí. Tengo 72 años, la trompeta es muy exigente y no me queda mucho recorrido como músico. Mientras pueda soplaré en grupos pequeños, con gente cercana, pero sin tener que gestionar nada.

— Una big band es, en sí misma, un instrument­o. ¿Echará de menos dirigirla?

«Siempre hemos querido mostrar que hay un jazz de entrada fácil pero de mucha calidad para pasarlo muy bien»

— No es fácil manejar tanta gente y tan diversa. Lo recordaré con agradecimi­ento, pero creo que sin nostalgia.

—En Catalunya son toda una institució­n. ¿Les han tentado desde la política?

— No. Cuando nos han contratado para un mítin hemos ido. Y en el grupo teníamos a uno de la Liga Comunista Revolucion­aria, a veces tocábamos en cosas de las que organizaba. Pero no nos hemos significad­o políticame­nte. Ni nos han venido a buscar, aunque a título personal, Maragall, Trias y Pujol nos han demostrado su simpatía.

— ¿Le interesa el jazz que se hace ahora?

— Hay gente actual que me interesa, como Wynton Marsalis, Terell Stafford, Cyrus Chesnutt, Nicholas Payton cuando no se le va la olla, Joshua Redman... Gente que no ha roto con el hilo del lenguaje original negro americano. Pero se hacen otras cosas que ya no me interesaba­n en los años 60 ni me interesan ahora.

 ?? Robert Ramos ?? Ricard Gili, en su casa.
Robert Ramos Ricard Gili, en su casa.
 ?? Festival de Jazz de Barcelona ?? Actuación de La Locomotora Negra en el Palau de la Música, en junio de 2015.
Festival de Jazz de Barcelona Actuación de La Locomotora Negra en el Palau de la Música, en junio de 2015.

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