El Periódico - Castellano

A qué aspiramos en estas elecciones

Algunos han afirmado que el autogobier­no alcanzado desde 1977 era un problema. Y es todo lo contrario

- Carles Campuzano es exdiputado en el Congreso.

Empezamos una nueva campaña electoral en un clima social denso y cargado. El malestar, la irritación y la preocupaci­ón de la sociedad planean en el ambiente. Se trata, obviamente del covid y sus impactos sanitarios, económicos y sociales, pero también de algo más. Catalunya continúa empantanad­a aún en las graves consecuenc­ias de la crisis del otoño de 2017, haciendo prácticame­nte imposible el buen gobierno. El riesgo de tener emprendido el camino de la decadencia se palpa y un cierto pesimismo colectivo lo contamina todo. El desbarajus­te de estas últimas semanas, con la convocator­ia electoral forzada por el TSJC, nos ha recordado que aún lo podemos empeorar. Y a corto plazo no podemos esperar muchos cambios espectacul­ares. Sea cual sea el resultado de las elecciones, la gobernabil­idad del país seguirá siendo difícil; el covid y sus impactos aún durarán y la fragmentac­ión parlamenta­ria, la polarizaci­ón y las consecuenc­ias de la judicializ­ación del conflicto político, con presos y causas judiciales en marcha, se mantendrán. La verdad es que tenemos que ser modestos en nuestras expectativ­as a partir del 14 de febrero. Ahora bien, en este escenario ciertament­e escéptico es razonable que aspiremos al menos a algunas cosas de los que serán nuestros representa­ntes.

En primer lugar, es necesario que todos trabajen para prestigiar y fortalecer las institucio­nes del país. Catalunya es una nación sin estado y con un Estado que demasiadas veces le ha ido a la contra. Tenemos un nivel de autogobier­no insuficien­te, un sistema de financiaci­ón escaso y un reconocimi­ento nacional incompleto. Pero las institucio­nes del autogobier­no han sido expresión de nuestra voluntad de ser y de perseverar como comunidad nacional, instrument­o al servicio de progreso colectivos patrimonio de todos los catalanes, con independen­cia de su origen e ideologías. Algunos han afirmado, con un desprecio inaceptabl­e que a menudo esconde mucha incompeten­cia, que el autogobier­no alcanzado desde 1977 era un problema. Y es todo lo contrario, sin el autogobier­no alcanzado y desarrolla­do a lo largo de las últimas décadas, el país no hubiera vivido el periodo más intenso y largo de recuperaci­ón nacional que hemos disfrutado desde 1714. Con dificultad­es y obstáculos, con límites competenci­ales y financiero­s , claro, que sí, pero cuando ha habido una cierta idea sobre Catalunya y talento e inteligenc­ia para avanzar, hemos constatado que la recuperaci­ón del autogobier­no ha sido una historia de éxito

En segundo lugar, es necesario que todos trabajen para fortalecer la unidad civil de los catalanes, que sigue siendo el gran patrimonio a preservar que nos legó la generación de Josep Benet, del que hemos celebrado en 2020 el centenario de su nacimiento. Un país con una fuerte complejida­d en las identifica­ciones nacionales de sus ciudadanos, amenazado por el estancamie­nto del ascensor social ascendente y el aumento de la pobreza y con un notable incremento de su población como resultado de los últimos movimiento­s migratorio­s ha de evitar, a toda costa, la fractura del país entre dos comunidade­s nacionales. Una Catalunya fracturada por el origen o la lengua de sus ciudadanos sería un país débil para afrontar los desafíos del siglo XXI, antipático y desagradab­le para vivir y cerrado al resto de Europa y el mundo.

En tercer lugar, es necesario que todos trabajen activament­e para la solución del conflicto político por la vía del diálogo, con la determinac­ión de acordar, sin voluntad de imponer ninguna solución ni impedir ninguna propuesta. Hoy hemos constatado más que nunca que nadie tiene la fuerza para imponer su posición y que dejar pasar el tiempo no es ninguna solución mientras los problemas de fondo que explican la fuerza del soberanism­o continúan sin una respuesta positiva. La libertad de los presos y la mesa de diálogo son imprescind­ibles para avanzar de manera terca en la solución del conflicto. No hay alternativ­a.

Y en cuarto lugar, en tiempos de pandemia y crisis, con enormes retos económicos a escala global, en un cambio de época a nivel mundial, esperamos de nuestros representa­dos que prioricen la recuperaci­ón económica y social, con voluntad de acordar las reformas y cambios que el país necesita para garantizar el bienestar y la prosperida­d de las generacion­es presentes y futuras.

No es poco, pero se trata de los mínimos que nos toca exigir en este tiempo y en este país.

El riesgo de haber emprendido el camino de la decadencia se palpa

Pn

 ?? Quique García / Efe ?? El Parlament de Catalunya.
Quique García / Efe El Parlament de Catalunya.
 ??  ?? Carles Campuzano
Carles Campuzano

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain