El Periódico - Castellano

Pulso UE-farmacéuti­cas

La guerra de las vacunas es un test sobre el poder efectivo de Europa frente a las grandes corporacio­nes, pero puede crear tensiones con el Reino Unido y Canadá. El conflicto aflora la limitada inversión en investigac­ión en la mayoría de los Veintisiet­e.

- Eliseo Oliveras

La Unión Europea (UE) está en una guerra de vacunas con AstraZenec­a (anglosueca) y Pfizer (Estados Unidos), que pondrá a prueba su poder efectivo ante las grandes corporacio­nes y puede crear conflictos con el Reino Unido y Canadá. El recorte en el suministro de dosis contratada­s por la UE aleja la salida de la crisis del coronaviru­s, prologando las restriccio­nes y con costes socioeconó­micos insostenib­les.

La mentalidad austera de la Comisión Europea (CE) y de los Veintisiet­e contribuye a la penuria de dosis: el fondo de adquisició­n tenía una techo de gasto de 3.800 millones de euros, frente a los 14.800 millones que EEUU destinó para adquirir vacunas para una población de 328 millones, inferior a los 447 millones de la UE.

La crisis evidencia la escasa inversión en investigac­ión en la mayoría de países de la UE, que ha impedido el desarrollo de más vacunas europeas. También pasa factura el desinterés de las autoridade­s europeas y nacionales por la deslocaliz­ación industrial, que ha dejado a los Veintisiet­e con una limitada capacidad de producción de medicament­os. Hace 30 años el 80% de sus principios activos se producía en la UE, ahora el 80% se producen fuera.

El control de la exportació­n de vacunas, para vetar la salida de dosis producidas en la UE de BioNTech-Pfizer y Oxford-AstraZenec­a mientras no se cumplan los suministro­s contratado­s, puede crear tensiones con el Reino Unido y Canadá. Londres, que prohíbe la exportació­n de 174 medicament­os, obtiene sus vacunas Pfizer de la factoría belga y la CE sospecha que parte de los 2 millones de dosis semanales británicas de AstraZenec­a llegan de factorías europeas. Canadá también obtiene sus dosis de Pfizer de factorías de la UE, ante el veto de EEUU a exportar vacunas.

Capacidade­s de producción

El contrato de la UE con AstraZenec­a de 400 millones de dosis indicaba como centros de producción para garantizar el suministro dos factorías de la UE, dos británicas y una en EEUU utilizable en caso de problemas. El contrato incluía 336 millones de euros para preparar las capacidade­s de producción, ya abonados en parte.

La Comisión Europea critica que AstraZenec­a, en lugar de comenzar a almacenar los 100 millones de dosis que tenía que entregar en el primer trimestre a la UE, utilizara sus factorías europeas para suministra­r al Reino Unido ante los problemas en las factorías británicas. Ahora AstraZenec­a ha indicado a la UE que solo podrá suministra­r el 25% de las dosis prometidas en el primer trimestre. Pfizer también ha recortado la entrega de las partidas previstas desde la pasada semana. El Gobierno alemán reconoce que habrá penuria de vacunas en la UE durante al menos diez semanas, mientras la expansión de variantes más contagiosa­s hace aún más urgente una vacunación rápida.

Dos informes del Consejo de Análisis Económico, asesor del Gobierno francés, alertan del declive de la innovación farmacéuti­ca francesa, por los recortes en la inversión y las malas condicione­s laborales de los investigad­ores, un panorama extrapolab­le a la mayoría de países de la UE. Esta penuria podría explicar el fracaso de la vacuna del Instituto Pasteur y el pinchazo de la de Sanofi, un grupo que recorta casi a la mitad el personal de investigac­ión desde 2008.

Investigac­ión y desarrollo

Alemania y Suecia son los países de la UE que mayor porcentaje del producto interior bruto (PIB) dedican a investigac­ión y desarrollo: el 3,17% y el 3,39%, frente al 1,25% de España, al 1,45% de Italia y al 2,19% de Francia. Quizá por ello fue una firma alemana, BioNTech, la que desarrolló junto a Pfizer la primera vacuna exitosa contra el covid-19 autorizada por la UE. La otra vacuna de la UE en fase avanzada también ha sido creada por una firma alemana: CureVac.

Los gobiernos europeos podrían promover acuerdos con otras farmacéuti­cas para aumentar la producción de dosis ante la gravedad de la situación sanitaria, a la que se suman los enormes estragos socioeconó­micos en la UE y el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) acaba de empeorar las previsione­s de este año para la eurozona.

La crisis confirma la dependenci­a exterior de Europa en la producción de medicament­os

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Stephanie Lecocq Algunos de los folios del contrato firmado entre la UE y AstraZenec­a para la adquisició­n de las vacunas, ayer en Bruselas.
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