Borràs ajusta cuentas con ERC
‘Filla de l’1 d’Octubre’, el libro de la candidata de JxCat en las próximas elecciones, ataca abiertamente a su socio independentista en la Generalitat. Formula una ligera autocrítica del Govern y reivindica su papel personal y su entrega a Catalunya en u
Para los ávidos de polémica partidista, el libro de la candidata de Junts per Catalunya (JxCat), Laura Borràs, que lleva por título Filla de l’1 d’Octubre (Hija del 1 de octubre, Enciclopèdia Catalana) debe ser leído comenzando por el tramo final. Ahí es donde se conjugan los verbos más ácidos de una experta en el uso del lenguaje. Verbos dedicados a la estrategia independentista de Esquerra Republicana, su aliado y sin embargo rival. Así, solo por poner algunos ejemplos, Borràs acusa a sus socios de preferir «una esclavitud» (citando un texto de Bernat Desclot) antes de unirse por la libertad, afea a a ERC que no se invistiera telemáticamente al expresident Carles Puigdemont -tras la advertencia del Constitucional-, que permitiese que el president Torra perdiese su acta de diputado, que actúe con «candidez» en política española y, en definitiva, que con su estrategia de ampliar la base social independentista persiga «parar el procés» aliándose con las izquierdas españolas «en contra de los intereses del independentismo». Como es conocido, para Borràs, tender al eje ideológico como prioridad supone disminuir el apoyo a la independencia. La candidata defiende la unidad..., al tiempo que asegura que es JxCat quien la encarna.
La imputación
Borràs también usa el libro para defenderse de la imputación judicial por corrupción, un caso que se remonta a cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). Atribuye este caso al hecho de ser «una conocida independentista» y se queja de que ERC y la CUP que no le mostraran su apoyo en el Congreso cuando se votó si se permitía a la justicia el suplicatorio para juzgarla. No solo se defiende, sino que afirma que bajo su presidencia «ahorró mucho dinero» a la institución.
Borràs describe en positivo la gestión del Govern de Quim Torra respecto al covid-19. Pero sí apunta que «hay muchas cosas que hay que mejorar, la primera, la exigencia de perfección y de gestión eficaz y eficiente». También lamenta la falta de unidad independentista a la hora de dar respuesta a la sentencia del procés y sostiene: «Hice toda la autocrítica, pública y privada».
Más allá de la política, en el libro de Borràs aparece repetidamente una invitada incómoda: la muerte. Cuando se supo que Quim Torra sería president, muere una amiga de la candidata. En otro momento de este período intenso, recuerda el fallecimiento de su padre, la muerte del padre del expresidente Puigdemont, o la del amigo Josep Maria Aloy, al que, explica, acompañó antes de morir: «Pudimos pasar toda una tarde despidiéndonos, las manos entrelazadas, hablando de literatura, de música, del país y viendo una puesta de sol majestuosa».
La candidata y exconsellera no escatima tampoco en brotes de autoafirmación. Describe una actividad frenética en los cargos que ha ido adquiriendo y dice de sí misma: «Nunca he escatimado horas al país. Desde que entré en política, me debo a mis votantes. Y lo doy todo».