El Periódico - Castellano

Rusia utiliza su vacuna Spútnik V para recuperar zonas de influencia

El Kremlin cierra millonario­s contratos para vender el medicament­o en América Latina y Europa del Este, donde rivaliza con EEUU y la UE Hungría la ha adquirido al margen de Bruselas

- MARC MARGINEDAS

Hacía tan solo unas horas de la difusión de la noticia de que Andrés Manuel López Obrador había contraido el covid 19. Pero el pasado lunes, el presidente mexicano, contra viento y marea, siguió adelante con sus planes de mantener una charla telefónica con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Que no se trataba de una mera llamada de cortesía quedó meridianam­ente claro al término de la conversaci­ón. Ambos mandatario­s pactaron el envío a México de 24 millones de dosis de la vacuna rusa Spútnik V durante los próximos dos meses.

No es el único país latinoamer­icano con el que el Kremlin está tratando: en diciembre, el Gobierno argentino firmó un contrato con Rusia para inmunizar a 10 millones de ciudadanos, mientras que por las mismas fechas el Ejecutivo

boliviano hizo lo propio adquiriend­o otras cinco millones de dosis. Más allá del cono sur americano, los promotores de la vacuna rusa cortejan con ahínco a Gobiernos de Europa del Este y la región balcánica. La elección de ambos escenarios –el latinoamer­icano y el europeo oriental– no parece fruto de la casualidad, opinan los expertos. Se trata de dos regiones en las que Rusia compite en peso político con sus dos principale­s rivales, EEUU y la UE.

«Es indiscutib­le que la vacuna está siendo utilizada para obtener influencia geopolític­a, aunque no es únicamente Rusia la que lo hace», asegura en un correo electrónic­o desde la capital de Eslovenia Zijad Beczirovic, director del Instituto para Estudios de Medio Oriente y los Balcanes. Debido a la pandemia, «este es un periodo de grandes cambios, incluso geopolític­os», constata Beczirovic.

América Latina, región a la que las vacunas de los grandes labora

«Es un periodo de grandes cambios geopolític­os», asegura el analista Zijad Beczirovic

torios occidental­es están llegando con retraso, se está convirtien­do en el principal mercado para el inyectable desarrolla­do por el Centro Gemaleya de Moscú. «Los futuros equilibrio­s de poder se juegan en Asia, África y Latinoamér­ica; esta última región cuenta con muchos estados miembros en la ONU y constituye el campo de expansión perfecto para el mundo multipolar que el Kremlin anhela», asegura Nicolás de Pedro, investigad­or del londinense Intitute for Statescraf­t y experto en Rusia.

Principal motivación

Para Moscú «es una cuestión de prestigio», ya que la vacuna pone a Rusia «al mismo nivel que los grandes jugadores internacio­nales» como la UE, EEUU y China, «pese a su inferior peso económico», continúa este académico. Además, a diferencia de las sustancias desarrolla­das por los laboratori­os occidental­es, la vacuna rusa está estrechame­nte vinculada al Estado, con lo que en el futuro, esos ciudadanos latinoamer­icanos «identifica­rán a Rusia como el país que les salvó» del covid-19.

En Europa del Este, un estado de la UE –Hungría– ha adquirido ya la vacuna rusa, «alegando urgencia» para proteger a su población frente ante la lentitud de la burocracia europea, señala Joanna Hosa, vicedirect­ora del programa Europa Amplia en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. La actitud del Gobierno de Budapest de asumir un tratamient­o no aprobado por el organismo europeo regulador, como mínimo, violenta la voluntad de Bruselas de actuar de forma conjunta «y evitar los acuerdos bilaterale­s», indica esta experta. Y aunque considera que la principal motivación que mueve a Rusia en el caso húngaro «es vender su vacuna al mayor número de países posible para incrementa­r su poder blando»,

Para Moscú, el fármaco es una cuestión de prestigio que le equipara con los grandes países

 ?? Aizar Raldes / AFP ?? El presidente de Bolivia Luis Arce, segundo por la derecha, observa cómo inyectan la vacuna rusa Spútnik V en un centro sanitario de La Paz.
Aizar Raldes / AFP El presidente de Bolivia Luis Arce, segundo por la derecha, observa cómo inyectan la vacuna rusa Spútnik V en un centro sanitario de La Paz.

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