El Periódico - Castellano

Un extremo de los de antes

El extremo internacio­nal del FC Barcelona, Real Madrid y RCD Espanyol falleció en la capital catalana a la edad de 88 años. Jugador rápido, habilidoso y dotado de buena técnica, Tejada alcanzó su plenitud de rendimient­o en el Barça coincidien­do con el ‘Ma

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Justo Tejada Martínez, extremo internacio­nal del FC Barcelona, Real Madrid y RCD Espanyol, falleció ayer en la capital catalana a los 88 años de edad. Tejada vistió la zamarra azulgrana en 194 partidos oficiales a lo largo de ocho temporadas, con la apreciable cifra de 91 goles marcados y seis títulos obtenidos, dos Ligas, dos Copas del Generalísi­mo y otras dos Copas de Ferias, entre 1953 y 1961. Si ampliamos sus registros con los partidos amistosos, las cifras de Tejada en el primer equipo del Barça se elevan hasta los 269 encuentros disputados, con un notable índice goleador fijado en 137 goles, cifra nada despreciab­le tratándose de alguien que no tenía la puerta ajena como objetivo prioritari­o.

Fogueado en la cantera del Europa de Gràcia, un joven Justo se hizo rápidament­e un nombre en la Barcelona futbolísti­ca de comienzos de los 50, cuando fue fichado por el España Industrial, precursor del Condal como filial del FC Barcelona. Entonces se llegaba a decir que el fin de semana, para los aficionado­s al balón de la capital catalana, estaba protagoniz­ado por dos imbatibles atractivos. Los sábados, cuando jugaba el chaval, eran para deleitarse con las diabluras de Tejada liderando a las promesas blaugrana, y los domingos en Les Corts se convertían en patrimonio exclusivo de Ladislao Kubala, el astro húngaro acabado de aterrizar y convertido ya en todo un fenómeno social que excedía las fronteras de lo estrictame­nte deportivo.

Sucesor de Basora

Tejada era un extremo de los de antes, hoy ya en extinción, rápido, habilidoso, dotado de buena técnica, dispuesto a driblar al lateral para correr hasta la línea de fondo y sacar un centro peligroso contra la portería contraria. El sucesor de Basora en el extremo derecho abastecía de balones a una auténtica constelaci­ón de ilustres delanteros de aquella década, capitanead­os por Kubala y con Eulogio Martínez, Evaristo, Kocsis, Villaverde, Czibor o Luisito Suárez como compañeros de vestuario. Tejada segurament­e alcanzó su plenitud de rendimient­o en el Barça coincidien­do con El Mago Helenio Herrera en el banquillo, con quien logró los dos títulos ligueros de su cosecha y a quien siempre alabó su habilidad psicológic­a y motivacion­al como entrenador y líder de grupo.

Entre las mejores anécdotas de su carrera figura un hito obtenido durante el partido inaugural del Camp Nou, celebrado el día de la Mercè de 1957. Aquella tarde, Tejada puso el balón que remataría el paraguayo Martínez para firmar el primer tanto en partido oficial en

el recién estrenado coliseo barcelonis­ta. Más de una vez lo había recordado entre risas décadas después de la acción, cuando seguía vinculado a los veteranos del club y se había convertido en referencia entre los ya escasos supervivie­ntes de otros tiempos y de otro Barça.

Humilde, sociable, de excelente trato y grata conversaci­ón, a Tejada siempre le rebajó cotización ser un hombre de la casa. Tras la final de los palos cuadrados de Berna, perdida por el Barça ante el Benfica por 3-2, fue uno de los que pagó los platos rotos por la debacle en un club que perdió el norte y se derrumbó como un castillo de naipes. En aquel entonces, con la economía a punto de la bancarrota, la entidad prefirió ahorrarse un prometido aumento de sueldo. Enterado de la noticia, Alfredo Di Stéfano movió rápidament­e hilos para llevárselo traspasado al Real Madrid. La entonces plenipoten­ciaria estrella madridista logró pescar en las aguas revueltas del Camp Nou del mismo modo que Helenio Herrera lograría llevarse al gran Luisito Suárez camino del Inter de Milán.

Tras dos temporadas de blanco, Tejada volvería a casa para retirarse del fútbol profesiona­l con la zamarra blanquiazu­l del (entonces) Español, convirtién­dose así en uno de los escasos jugadores que vistió esas tres emblemátic­as camisetas a lo largo de su carrera. Una vez colgadas las botas, Justo Tejada regentó un conocido bar en la calle del Tenor Viñas de Barcelona, cercana al Turó Park, que se convirtió en local de referencia en la parte alta de la capital catalana.

nmento de un poema cargado de energías contrarias a las mencionada­s en el principio, uno puede lograr aligerar la carga emocional y mental. Leer es fundamenta­l para mantener una buena salud mental, pero leer todo aquello que evoque sentimient­os y sensacione­s positivas, de amor, de compasión y empatía. La poesía entonces puede resultar ser una buena vacuna para estos días donde la humanidad cada día enferma un poco más.

Así que lean y escriban. Siempre es un buen antídoto para liberar cargas emocionale­s. No permitan que nada ni nadie les diga que no pueden hacerlo.

nHumilde, sociable, de excelente trato y grata conversaci­ón, acabó regentando un bar en la calle del Tenor Viñas

 ?? Jordi Cotrina ?? Justo Tejada, posando en las instalacio­nes del Club de Tenis Barcino.
Jordi Cotrina Justo Tejada, posando en las instalacio­nes del Club de Tenis Barcino.
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Frederic Porta

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