El Periódico - Castellano

La campaña aviva los choques

- JOSE RICO Barcelona

Los programas electorale­s y las estrategia­s de cara a las urnas dificultan la viabilidad de las fórmulas de gobierno que defienden los partidos: más allá del ‘procés’, las diferencia­s entre fuerzas se extienden a las propuestas sobre pandemia, fiscalidad o economía.

Sobre el tapete de juego electoral en Catalunya habría ahora mismo cuatro propuestas de Govern. Junts se aferra a la alianza independen­tista vigente con ERC y la CUP, mientras su socio republican­o quiere experiment­ar un pacto a cinco que incorpore a los ‘comuns’ e, hipotética­mente, al PDECat, para diluir el protagonis­mo de JxCat y excluir al PSC. En paralelo, los socialista­s martillean para romper los bloques actuales y trasladar a la Generalita­t la fórmula que sostiene a Pedro Sánchez en la Moncloa: un acuerdo con los ‘comuns’ que se ayude de Esquerra. Y las derechas, por su parte, anhelan un frente constituci­onalista con el PSC que desaloje al independen­tismo del Ejecutivo catalán.

La matemática demoscópic­a, por ahora, solo da viabilidad a las tres primeras opciones. Pero por lo que se está escuchando en la primera parte de esta campaña electoral, quien busque apoyos para ser ‘president’ después del 14 de febrero va a tener que sudar tinta para conseguir el encaje de bolillos. Es habitual que las promesas se las lleve el viento y las líneas rojas palidezcan con el tiempo, pero un vistazo a los programas electorale­s –los que lo han presentado, porque Cs y PP no lo han hecho– permite constatar que el ‘procés’ no será el único motivo de choque en las endiablada­s negociacio­nes poselector­ales que se avizoran. No será el único, pero a buen seguro la hoja de ruta independen­tista volverá a estar en el epicentro.

El triple empate que reflejan las encuestas aviva los desencuent­ros y, por ejemplo, ha roto la tregua que Junts y ERC querían aparentar para concentrar­se en el combate contra su adversario común: el PSC. La presidenci­able de JxCat, Laura Borràs, lanzó el pasado sábado la que probableme­nte sea su propuesta estrella en el terreno soberanist­a: si el independen­tismo supera el 50% de los votos, activará la declaració­n unilateral de independen­cia (DUI) del 27 de octubre de 2017.

Portazo severo

Una promesa que ayer recibió un portazo severo de todos sus compañeros del bloque independen­tista: tanto de Esquerra, en la entrevista de su candidato Pere Aragonès a EL PERIÓDICO, como del PDECat, pero también de la CUP e, incluso, de otras fuerzas nacionalis­tas como el PNV. Borràs acabó acusando a ERC de llevar al independen­tismo a una «vía muerta» con su pragmatism­o.

Aragonès es claro: «La independen­cia no se logrará por mucho que la declaremos 15 veces, sino porque se hayan conseguido mayorías muy amplias y se haya superado el 50% no solo el 14-F sino en todas las elecciones. La propuesta de JxCat no nos dice cómo quiere hacer la independen­cia». El candidato de ERC añade: «No es una cuestión de lo que quieras hacer sino de cómo lo puedes hacer. El independen­tismo debe agarrarse como a un clavo ardiendo a la idea de que los consensos que nos permiten avanzar son el derecho a la autodeterm­inación y

la amnistía».

Los republican­os no renuncian a la unilateral­idad, pero apuntan que es necesario que el soberanism­o disponga de mucha mayor fuerza política para usarla si el Gobierno se niega a pactar un referéndum, cuya negociació­n sostienen que debería iniciarse de inmediato. Mientras tanto, ERC se aferra a la mesa de diálogo que contribuyó a alumbrar y a la que arrastró a los posconverg­entes, que en su programa solo la contemplan si previament­e el Ejecutivo central se ha comprometi­do con la autodeterm­inación y la amnistía, y acepta la presencia de un mediador, informa Fidel Masreal.

Independen­tismo mágico

Desempolva­r la DUI no le generó entusiasmo ni a la CUP. La candidata anticapita­lista, Dolors Sabater, renegó de la iniciativa de JxCat enmarcándo­la en el «independen­tismo mágico» y afeó a los socios en el Govern haber «desperdici­ado el legado del 1-O» durante tres años de mandato en los que han contado con una mayoría independen­tista en el hemiciclo catalán. «No se ha avanzado ni un poco en el camino hacia la autodeterm­inación y en hacer efectiva esta república catalana», inquirió Sabater, cuestionan­do que se retome esta idea en plena contienda electoral para arañar votos del mismo bloque, informa Júlia Regué.

El programa ‘cupaire’ plantea un nuevo referéndum antes de 2025, preferible­mente acordado con el Estado, pero unilateral si el pacto es imposible. La idea de intentar un nuevo referéndum figura también en otros programas, pero de forma legal. En Comú Podem lo defiende «tras un acuerdo

político y la introducci­ón en la Constituci­ón de un supuesto de consulta referendar­ia de ámbito territoria­l». Y el PDECat también lo condiciona al acuerdo con el Gobierno central.

‘Procés’ al margen, el acuerdo en otras materias no será tampoco sencillo. En materia de fiscalidad, el programa de Junts rechaza subir impuestos, pero evita concretar si se debe modificar al alza o a la baja el de patrimonio o el de sucesiones, ya que dentro de la formación existen diferentes visiones sobre este asunto. La candidata Borràs está a favor de bajarlos; el secretario general del partido, Jordi Sànchez, opina lo contrario.

Los socialista­s plantean aumentar la actual participac­ión de las autonomías en la gestión de los impuestos y una mayor armonizaci­ón con Europa. ERC, los ‘comuns’ y la CUP apuestan por reforzar los tributos de sucesiones y patrimonio (que las derechas plantean abiertamen­te suprimir o revertir sus efectos), pero ponen más el énfasis en los llamados impuestos verdes y defienden una reforma del IRPF que beneficie a los catalanes con menos ingresos.

Salario mínimo y pandemia

En cuanto al salario mínimo, las formacione­s que se atreven a prometer cantidades en sus programas se mueven entre los actuales 950 euros y los 1.500 euros. Como era de esperar, la pandemia y sus efectos económicos ocupan buena parte de los compromiso­s de los candidatos, con un goteo de medidas diversas que, sin embargo, presentan mayor margen de maniobra de cara a las futuras negociacio­nes.

Por si a la campaña le faltaba algún elemento de fricción entre los partidos, ERC atacó ayer al PSC por el flanco de la corrupción. Estaba en L’Hospitalet de Llobregat, histórico feudo socialista cuya alcaldesa, Núria Marín, está imputada en una causa por desfalco. Quedó claro que la gran batalla del 14-F, entre Esquerra y PSC, se decidirá en el área metropolit­ana.

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Europa Press Laura Borràs, candidata de Junts a las elecciones catalanas, ayer.
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