El Periódico - Castellano

«Estoy encerrada por miedo y me llevan a la masificaci­ón»

Varias personas elegidas para formar parte de las mesas electorale­s el próximo 14 de febrero comparten con EL PERIÓDICO su preocupaci­ón por la logística y las medidas sanitarias previstas para los primeros comicios autonómico­s bajo el impacto de una pande

- JÚLIA REGUÉ

Marta Romero tiene 26 años y vive en el barrio de Les Corts con sus padres de 62 y 65 años. Ambos han padecido un cáncer grave de pecho y laringe. «Mi padre está laringecto­mizado, con lo que tiene un riesgo 200% de morir por covid-19, ya que tiene un 65% de discapacid­ad y dificultad­es para respirar», explica en conversaci­ón telefónica con este diario. Teletrabaj­a dirigiendo un departamen­to de marketing y apenas sale de casa, pero el 14 de febrero deberá personarse a las 8 horas de la mañana a su punto de votación. «Toda mi vida he pensado que me haría ilusión ser miembro de una mesa electoral, pero tengo miedo», expone. Marta

ha presentado recurso a la junta electoral de zona alegando que convive con dos personas de riesgo para poder librarse de la jornada electoral y no exponer a sus padres a un posible contagio de coronaviru­s. Asegura que no ha recibido los protocolos de la Generalita­t para garantizar el sufragio seguro y ante esta situación de incertidum­bre se sumó al grupo de Telegram en el que varios elegidos por sorteo como miembros de mesas electorale­s escribiero­n una carta conjunta al Síndic de Greuges pidiendo ampara alegando su derecho a la salud.

«Acudiré si no aceptan mi recurso, pero después tendré que hacer cuarentena en casa de una amiga para evitar poner en riesgo a mis padres. Obviamente no se puede dejar a un lado la democracia por una pandemia, pero no puedo entender las improvisac­iones del Govern», inquiere. Sus padres ya han solicitado el voto por correo sin salir de casa. «Estamos los tres en casa encerrados por miedo al covid, sin ver a nadie más, y el 14-F me llevan a la masificaci­ón total. Es surrealist­a», concluye.

Después, cuarentena

Dánae Barral está «ilusionada» por haber sido elegida segunda vocal de una mesa electoral en el barrio marítimo de Sant Salvador en El Vendrell: «Estoy encantada de participar de esta forma en las elecciones porque yo corrí delante de los grises», explica. Tiene 64 años y es traductora en paro. Sin embargo, sus ganas se empañan de incertidum­bre sobre el protocolo electoral: «No me da miedo la jornada electoral por el covid en sí, sino por el desconocim­iento de cómo me voy a poner la EPI de seguridad o de cómo realizarem­os el escrutinio con seguridad», razona. Dánae sale poco de casa, solo para llenar la nevera y pasear una vez a la semana por el paseo marítimo. «Estoy encerrada en casa porque soy un poco miedosa», admite, y asegura que después del 14 de febrero hará cuarentena tras haber estado «expuesta al virus» durante al menos 13 horas.

En cambio, el 14 de febrero no será la primera vez que Mayte Rojas (48 años) acude a una mesa electoral, en esta ocasión como suplente de vocal. Hace más de diez años que esta directora comercial de Cardedeu ya tuvo que participar en la logística de unos comicios. «Considero que es una obligación y un deber. Y lo acepto. Me gusta votar, ejercer mis derechos», apunta. Pero su convencimi­ento no basta en esta ocasión, en plena tercera ola del coronaviru­s.

«No entiendo que en una situación excepciona­l no se hayan tomado más medidas como dividir el voto en varias jornadas. Nos van a exponer al virus porque tenemos que confiar en que los contagiado­s vayan a votar cuando llevemos la EPI de 19 a 20 horas», comenta. Critica que las medidas sean solo recomendac­iones, no una obligatori­edad, porque no se ha modificado la ley electoral estatal y Catalunya no tiene una normativa propia.

«Hay una falta de coordinaci­ón tremenda. Nos han abandonado. No nos han vacunado, nos ofrecen test de antígenos pero ¿de qué me sirve si acude gente a votar que no se lo ha hecho?», se pregunta, y anima al Govern a ofrecerles un test PCR tres o cuatro días después del 14-F para valorar si los colegios electorale­s son o no espacios seguros.

Tomás Lázaro es hipertenso y tiene un 33% de discapacid­ad. Está inquieto porque su hija es la primera suplente de su colegio electoral de Gavà. «Me preocupa que pueda coger el virus y que pese a que hará cuarentena después en casa podamos resultar contagiado­s su madre y yo», asegura.

«Tendré que hacer cuarentena en casa de una amiga para no poner en riesgo a mis padres» «Nos van a exponer al virus. Tenemos que confiar en que los contagiado­s vayan a votar cuando llevemos la EPI»

 ?? Ferran Nadeu ?? Material electoral y de protección sanitaria preparado en los almacenes del Ayuntamien­to de Barcelona para la jornada electoral del 14-F.
Ferran Nadeu Material electoral y de protección sanitaria preparado en los almacenes del Ayuntamien­to de Barcelona para la jornada electoral del 14-F.

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