Borrell viaja a Rusia en plena ola de represión por el caso Navalni
El jefe de la diplomacia europea se reúne con el titular de Exteriores con la detención del opositor como tema principal de conversación
Cárceles abarrotadas, detenidos que pasan horas de espera en los furgones policiales, tribunales que apenas pueden afrontar la sobrecarga de trabajo... En un ambiente de gran tensión por la represión desatada contra los manifestantes que exigen la liberación del líder opositor Alekséi Navalni, aterrizaba ayer en Moscú el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell. Las conversaciones que mantendrá hoy con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, amenazan con convertirse en un diálogo de sordos, a tenor de los reproches y las críticas que han intercambiado en los últimos días dirigentes comunitarios y rusos a raíz del creciente deterioro en la situación de los derechos humanos en el gigante euroasiático.
«Lo repito; no tenemos ninguna intención de tomar en cuenta las declaraciones sobre temas relacionados con la aplicación de nuestras leyes a los que las violan, ni tampoco a las que se refieren a los veredictos de nuestros tribunales; estamos listos para comentar estos temas, pero no para debatirlos», declaró, en tono desafiante, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Advertencia de la UE
En el bando de la UE, ni siquiera el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean Yves Le Drian, ha querido ocultar la amplitud de las diferencias actuales con Moscú. Borrell
«llevará exigencias dirigidas a las autoridades rusas, a su regreso, los europeos extraerán las consecuencias», aseguró, a modo de advertencia, el jefe de la diplomacia francesa.
Los contactos diplomáticos entre la UE y Rusia permanecían congelados desde 2017. Por esta razón, un buen número de voces comunitarias han criticado la oportunidad de la visita, ante la posibilidad de que Moscú la utilice para anotarse un tanto propagandístico y presentarla como una normalización de las relaciones bilaterales. Además del caso Navalni, ambos interlocutores debatirán las crisis o guerras de Ucrania, Siria y Libia. «La relación con Rusia es compleja, hay numerosos desafíos a discutir», ha admitido Borrell.
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