¿Qué queremos para nuestros hijos?
Me han gustado las primeras palabras de Miquel Iceta como ministro de Política Territorial. Eso de: «Quiero una España fuerte en su unidad y orgullosa de su diversidad». También lo defiendo yo y es por eso por lo que soy independentista.
Esta confesión cogerá a muchos por sorpresa, sobre todo a los nacionalistas españoles que creen que el amor a España es una especie de revelación mística, reservada a los votantes del PPSOE, que implica envolverse con la bandera. Pero el patriotismo, es decir el amor a la patria, es como cualquier otro tipo de amor. Por eso les propongo que cambien «patria» por «hijos».
¿Qué queremos para nuestros hijos? Lo primero es darles una buena formación para convertirlos en personas educadas y que respeten a los demás, porque esta es la base de una vida rica, plena, próspera y armoniosa. Todo lo contrario de lo que hizo el Estado el 1-O.
Después velamos porque no se junten con gente mala que los desvíen del camino de honestidad y decencia. Por eso ser patriota y votar a determinados partidos, en especial el PP, es tan irracional como incitar a un hijo a que se meta a una banda de atracadores. Si los hijos dan un mal paso, les ayudamos a que lo superen. Con la patria, igual: lo que implica limpiar todo lo que recuerde al dictador asesino que nos gobernó durante 40 años ya sus cómplices y herederos.
Por eso soy independentista, porque quiero una patria libre del Estado fascista, aunque España nunca fue fascista. Lo sé porque para someterlatuvieron que provocar medio millón de muertes y asesinar durante más de 40 años.
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