El Periódico - Castellano

«Era algo difícil de imaginar»

Lluís Quílez intuía que ‘Bajocero’ funcionarí­a bien en España, pero no que advendría un fenómeno global vía Netflix. Hoy se muestra «entusiasma­do» por el éxito planetario de su ‘thriller’ carcelario.

- B. M.

Lluís Quílez tenía esperanzas de que Bajocero tuviera una buena acogida en España. Al fin y al cabo, estaba encabezada por un reparto potente, con nombres reconocibl­es como el de Javier Gutiérrez o Karra Elejalde. Pero lo que no se podía imaginar es que la película se situara como número uno en Netflix en diferentes partes del mundo que no conocen precisamen­te el star system español. «Es lo que tiene esta plataforma, se lanza la película y nunca sabes lo que va a pasar. Y como está en tantos países, es algo impredecib­le. En cualquier caso, era algo difícil de imaginar», explica el director catalán a este diario.

Quílez sigue «entusiasma­do» con todos los mensajes que le llegan de todo el mundo comentando la película, también los memes con frases de los protagonis­tas y las reacciones a su final. «Sabía que sería polémico, y ha habido críticas al respecto, pero creo que

es interesant­e abrir este tipo de debates en torno a temas ambiguos».

Pedro Uriol, productor en Morena Films, lleva cuatro años trabajando en el proyecto de Bajocero y reconoce que ha sido duro ir sorteando las complicaci­ones a la hora de estrenar la película en medio de la pandemia. Las fechas iniciales en cines se fueron posponiend­o, hasta que Netflix les ofreció la oportunida­d de que pudiera verse directamen­te en la plataforma. «Ha sido una producción compleja, con un presupuest­o medio-alto para un director novel y con ambiciones técnicas y artísticas, con un rodaje nocturno y frío y mucho trabajo de postproduc­ción», comenta. «Teníamos la esperanza puesta en el otoño, pero no lo vimos claro, y cuando Netflix nos ofreció un estreno global, nos pareció lo más oportuno».

Una marca ‘made in Spain’

Quílez piensa que una de las claves del éxito tiene que ver con la atmósfera y la dosificaci­ón de la informació­n de una trama que va constantem­ente cambiando de perspectiv­a. «Primero crees que estás viendo una película carcelaria sobre un traslado de presos, después una de un asalto a un furgón blindado, para convertirs­e al final en una historia de venganza. Sabía que podía funcionar, pero tampoco hasta qué punto».

Uriol piensa que este tipo de fenómenos a escala internacio­nal generan una marca audiovisua­l made in Spain. «A veces se analizan las películas solo desde el punto de vista artístico y no desde el industrial. En estos tiempos que nos ha tocado vivir, que desde aquí surjan series como La casa de papel o Élite es bueno para todos. Que desde Estados Unidos o Brasil se vea una película de la que no saben prácticame­nte nada como Bajocero, es importante, porque entonces significa que se sostiene por sí misma y trasciende las expectativ­as».

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Lluís Quílez (izquierda) y Javier Gutiérrez, en el interior del furgón blindado durante el rodaje de ‘Bajocero’.

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