Los terribles encuentros de vida y muerte en el mar de Akomfrah
El impactante videoarte del creador de origen ghanés noquea en la Fundació Tàpies con sus reflexiones sobre la destrucción del medio natural, la esclavitud, la inmigración y el tema racial.
Uno oso polar en un idílico hielo Ártico, sobre un blanco que en imágenes simultáneas se tiñe de rojo con la sangre del animal, cazado, despellejado y abandonado. La misma sangre que se desborda escandalosamente del cuerpo abierto en canal de una ballena mientras en otra pantalla nada libre en el océano, al tiempo que en una tercera escena nacen miles de mariposas. Esclavos en las bodegas de un barco, pescadores bailando en cubierta, inmigrantes y refugiados que acaban en el fondo del mar en pleno siglo XXI, un mar que engulle a los desaparecidos de la Argentina de 1974… Visiones con las que a nadie dejará indiferente el artista y cineasta John Akomfrah, nacido en Ghana en 1957 y emigrado a Inglaterra junto a sus padres, activistas que huyeron del país durante el golpe de Estado de 1966. «Son encuentros terribles con el mar, unidos por el hecho de que incluyen personas, sea como víctimas o como verdugos», explica sobre Vertigo Sea, obra de 48 minutos de imágenes que dialogan en tres pantallas, que presentó en la Bienal de Venecia de 2015 y que hasta el 6 de junio puede verse en la Fundació Tàpies.
«Cuando se dice llevar las cosas al mar, significa olvidarlas. Yo pensé en qué pasaría si hiciera una biblioteca de cosas que han pasado en el mar y que se supone que hay que olvidar. Qué pasaría si nos enfrentamos a ellas en vez de olvidarlas», comenta vía telemática Akomfrah.
«Lo sublime frente a lo terrorífico. Vida y muerte. Nos saca de nuestra zona de confort a base de contrastes mostrándonos la brutalidad del ser humano, tanto hacia sus semejantes como contra los animales, como causante del cambio climático y la destrucción del medio natural. Crea un tejido de empatía para que reaccionemos», explican las comisarias Glòria Domènech y Núria Homs. Al creador le impulsó la explicación que unos jóvenes nigerianos daban en la radio sobre su peripecia de cruzar el Mediterráneo. «Describían el terror del mar, pero a la vez su descripción contenía una especie de belleza», señala Akomfrah, que entendió esa travesía física también como «espiritual y emocional». «Trata temas absolutamente vigentes: la emergencia climática y la crisis ecológica, la de los inmigrantes, el Black Lives Matter y hasta el Brexit, que viene a decir:‘no queremos gente como vosotros’», apuntan las comisarias. También referentes como Moby Dick, El faro, de Virginia Woolf, o Nietzsche.
Durero y El Bosco
En una sala contigua se proyecta otra pieza de Akomfrah, Peripeteia
(2012). Comparten el agua, el discurso de la memoria, la identidad y la esclavitud, y reivindica los retratos que hizo Durero de dos personas negras con escenas de El jardín de las delicias, de El Bosco, a las que da la vuelta para evocar un utópico paraíso multiétnico.
Para Vertigo Sea, que evoca también a un esclavo africano, el liberto y pionero abolicionista Olaudah Equiano (1754-1797), el artista recurrió al archivo histórico de la BBC Natural History Unit y al documental The blue planet, de David Attenborough, y filmó en Escocia, Noruega y las Islas Feroe. En paralelo, la Filmoteca ofrecerá dos documentales de Akomfrah sobre Martin Luther King y tensión racial. Además, en la Tàpies puede verse otra pieza, The jump,
donde la palestina Shuruq Harb explora la psicología del salto al vacío y, desde octubre, la muestra Tàpies a los 30.