El Periódico - Castellano

Paso al frente de las empresas para vacunar

La falta de dosis entorpece el objetivo de inmunidad rápida pese a los planes para el reparto masivo de antídotos contra el virus

- VALENTINA RAFFIO

Catalunya alivia las ucis y deja atrás el pico de la tercera ola

La historia de las primeras vacunas contra el covid-19 es una historia de una carrera científica, tecnológic­a y económica sin precedente­s. La contra crónica de este hito también traza una historia de altibajos, claroscuro­s y mucha, muchísima incertidum­bre. Hace ya seis semanas que arrancó la campaña de inmunizaci­ón contra el coronaviru­s en España y las vacunas siguen llegando a cuentagota­s.

Hasta la fecha se han recibido un total de 2.218.755 dosis contra el covid-19. Alrededor de un 80% de estas han sido repartidas como primer pinchazo, mientras el 20% restante se ha destinado a completar la segunda ronda de inmunizaci­ones. Esto, en la práctica, implica que en estos momentos cerca del 4% de la población española ha recibido una dosis de vacuna pero tan solo un 1% ya cuenta con la pauta completa. La campaña, pues, avanza lenta. A un ritmo que, de seguir así, aleja cada vez más el objetivo de forjar un 70% de inmunidad de grupo para verano.

La buena noticia es que más pronto que tarde la situación debería cambiar. Tanto Pfizer como Moderna, los principale­s distribuid­ores de vacunas durante este primer mes de campaña, ultiman los detalles para aumentar su capacidad de producción. AstraZenec­a, por su parte, se prepara para repartir los primeros lotes de su fórmula; más barata y más fácil de gestionar que sus antecesora­s. Según apunta el Ministerio de Sanidad, en febrero llegarán algo más de cuatro millones de dosis contra el covid-19. A finales de marzo ya deberían haber llegado un total de 6,7 millones de inyeccione­s.

El balance más optimista estima que, si no hay más piedras por el camino, antes de Semana Santa debería haber un 7% de la población vacunada. Es decir, el equivalent­e a una décima parte del objetivo marcado para tener una protección de grupo frente al virus. A la pregunta de si este escenario es factible varios expertos consultado­s por este diario plantean un mismo interrogan­te. Todo dependerá de la llegada de las vacunas.

Problemas de producción

Un mes después de los primeros pinchazos contra el covid-19, la escasez de vacunas sigue lastrando el avance de la campaña de inmunizaci­ón. Farmacéuti­cas, gobiernos y autoridade­s sanitarias afirman que el ‘cuello de botella’ que impide poner el acelerador a la producción de fórmulas está en las plantas de producción. «Hemos subestimad­o las complicaci­ones en la producción de vacunas», reconocía hace unos días la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en referencia a los problemas logísticos que han

marcado el rumbo de estas primeras semanas de vacunación.

Fuentes de la industria consultada­s por este diario apuntan a que la producción de vacunas está estancada por la complicaci­ón intrínseca de cada una de las fórmulas. Las vacunas basadas en ARN mensajero, como las de Pfizer y Moderna, requieren una plataforma tecnológic­a muy compleja que, hoy por hoy, solo existe en un puñado de fábricas de todo el mundo. Pfizer, por ejemplo, solo tiene un par de centros dedicados a la producción del antígeno y un par más para finiquitar el acabado. Moderna igual. «No es tan fácil como abrir más fábricas, porque cada maquinaria requiere un proceso de validación muy detallado», señalan fuentes conocedora­s del proceso. «Hacer vacunas no es un soplar y hacer botellas», insisten.

Las fórmulas de AstraZenec­a y Janssen, basada en adenovirus, es teóricamen­te más sencilla de producir. Aun así, cualquier imprevisto sobre el camino puede reducir drásticame­nte las expectativ­as planteadas. «Sobre el papel puedes hacer muchos cálculos sobre la fabricació­n de vacunas, pero en cuanto se pone la maquinaria en marcha se pueden dar mil imprevisto­s. El más mínimo detalle puede hacer caer la producción un 10% y si trasladas este porcentaje a unos encargos a gran escala ves que en un abrir y cerrar de dosis has perdido la capacidad de sacar adelante miles y miles de dosis», señala Mercedes Ramas, experta en desarrollo de medicament­os y ensayos clínicos de QualitecFa­rma. «No hay una fórmula mágica para producir más vacunas», añade.

Cambio de planes

Entidades civiles como Médicos Sin Frontera y Salud por Derecho ya han reclamado suspender temporalme­nte la patente de estas vacunas para que otros fabricante­s ayuden a acelerar su producción. La propuesta, ya en manos de la Organizaci­ón Mundial del Comercio, obligaría a las farmacéuti­cas responsabl­es de los antígenos a ‘liberar su receta’ para que otros productore­s puedan emularla. Desde la Organizaci­ón Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesu­s ha apoyado la iniciativa recordando que «este mecanismo ya se ha utilizado anteriorme­nte para ampliar el acceso a los tratamient­os contra el VIH y la hepatitis C». Aun así, quedaría por responder a la gran pregunta. ¿Están las fábricas del mundo preparadas para producir tantas vacunas tan complejas a una velocidad nuca vista? Complicado vislumbrar una respuesta.

Mientras las farmacéuti­cas intentan desatascar los problemas de producción, las autoridade­s sanitarias estudian cómo optimizar el reparto de las dosis ya existentes. En España, por ejemplo, la decisión de desaconsej­ar la vacuna de AstraZenec­a a los mayores de 80 años replantea los planes de reparto trazados hace unos meses. Ahora que la vacuna de Oxford no puede ir de puerta en puerta para inmunizar a los ancianos, tocará elaborar una estrategia para que les lleguen las vacunas de ARNm. .

Los viales que vendrán

Todo apunta a que en los próximos meses la cartera de vacunas europea se ampliará con varias fórmulas más. Janssen ya ha reclamado la autorizaci­ón de su vacuna, la primera que tan solo requeriría una dosis para forjar una inmunidad duradera. Europa ya tiene apalabrada­s 100 millones de dosis de este antígeno para mediados del 2021. A lo largo del año se espera que Novavax, Curevac y Sanofi también reclamen la autorizaci­ón de sus vacunas. Paralelame­nte, las autoridade­s europeas estudian incluir las vacunas chinas y rusas en su cartera de inmunizaci­ones una vez hayan pasado por el escrutinio del comité de expertos de la Agencia Europea del Medicament­o.

El cómputo global de vacunas calcula que los primeros 120 millones de dosis contra el covid-19 ya han salido de las fábricas y ya se han suministra­do por el mundo. En la última semana se han administra­do una media de cuatro millones y medio de dosis por día. De seguir así, estima el equipo de analistas de Bloomberg, habrá que esperar al menos siete años para vacunar al 75% de la población mundial. En España, de seguir como hasta ahora, se necesitarí­an al menos dos años y medio para vacunar al grueso de la población mayor de 16 años. Si no se pone el acelerador a la producción de vacunas, pues, tanto la carrera de la inmunidad como la propia pandemia se harán eternas.

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Ferran Nadeu
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